Frank Ntilikina lo está haciendo a su manera

Al contrario de lo que cantaba su homónimo Sinatra, desde su llegada a la NBA Frank Ntilikina no ha podido seguir el sendero que probablemente imaginó cuando soñaba con la mejor liga del mundo. Como habitualmente le sucedía a The Voice cuando cruzaba el George Washington Bridge que conecta New Jersey con Manhattan, a Ntilikina le esperaba un cálido recibimiento de la ciudad de New York al otro lado del charco.

Los Knicks tenían fresco en la memoria el fenómeno Kristapps Porzingis, por aquel entonces ya ídolo consumado en la Gran Manzana. Seguramente el letón tuviese gran parte de responsabilidad en los vítores que la afición neoyorquina profesó cuando Adam Silver pronunció el nombre del francobelga como octava elección del draft de 2017. Ya no importaba que el chico viniese del desconocido Estrasburgo o que hubiesen comenzado a escuchar de él hacía escasas semanas. Después del acierto con Kristaps, Ntilikina gozaría por lo menos del beneficio de la duda.


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