Mucho se ha escrito durante el camino de los Warriors a su último anillo de la enjundia que supone luchar por la máxima gloria mientras se desarrolla al núcleo joven que han obtenido en las últimas dos ediciones del draft. Jonathan Kuminga y Moses Moody han sido relevantes en la rotación de un equipo que finalizó la liga regular con el tercer mejor récord de la competición. Incluso James Wiseman a seguro habría sido esencial en el plan de Steve Kerr si hubiese estado disponible.
Cierto es que llegadas las rondas duras de playoffs la presencia de estos jóvenes fue testimonial. Aunque no por ello intrascendente. Pero su mera presencia en el roster llamaba la atención sobre lo que muchos vieron como dejar pasar la oportunidad de mejorar el equipo en el corto plazo. Golden State protagonizó un fulgurante inicio de campaña que invitó a propios y extraños a asegurar que el único movimiento lógico era buscar un traspaso que empaquetase a estos jóvenes para buscar una estrella o gran jugador que situar junto a Steph, Draymond y Klay cuando este volviese.