Se ha escuchado por activa y por pasiva desde el viernes: «Giannis Antetokounmpo no merece el MVP porque se ha pegado un talegazo considerable en playoffs. Eso le desacredita por completo«. «Esto es un robo». «No hay justicia en el MVP«. «Es completamente injusto que Kobe (Bryant) y Shaquille O’Neal sumen juntos los mismos MVP’s que Anteto en siete años en la Liga…».
Toda divagación es respetable en una cuestión como esta. Pero hay que relajar un poco el aparato, queridos/as. Ni el segundo MVP seguido ha sido un robo, ni gaitas. El griego se lo ha llevado con total merecimiento y en el siguiente texto voy a tratar de aclarar algunos de los embrollos que se han propagado a la velocidad del vino tinto en unas fiestas patronales; o a la del dichoso virus en una congregación de irresponsables.
Para abrir este melón tan empalagoso, tiene poco sentido que la NBA dé a conocer el ganador del premio más importante de la temporada seis meses después de que concluyera el período sujeto a casting. Recordemos que los galardones de la temporada 2019-2020, por aquello de la equidad hacia quienes no viajaron a Orlando, tenían en cuenta los partidos disputados antes del parón sanitario.
Y ahí es donde Giannis Antetokounmpo estuvo de toma pan y moja. Es más, no dejó títere con cabeza.