James Harden y el boxeo estropean el debut como local de LeBron

Por primera vez en partido oficial, Los Angeles pudo verlo con sus propios ojos. Ni siquiera Jack Nicholson quiso perdérselo. LeBron James hizo su debut en casa con el uniforme dorado de los Lakers. Pero en un partido rápido y competido hasta el final, fue una fea pelea entre Chris Paul y Rajon Rondo, con aparición desafortunada de Brandon Ingram, la que quedó en la retina de los espectadores. Para colmo, los Lakers acabarían sucumbiendo a un gran final de James Harden por 115-124.

El horario de viernes por la noche ayudaba, pero el Staples Center se llenó mucho más pronto de lo habitual. No era solo una cuestión de ver el partido, sino de vivir al máximo la experiencia de LeBron James, incluyendo un entrenamiento seguido con máxima atención por los espectadores angelinos. Verle entrenando con los colores de Lakers era algo para vivir, casi tanto como verle jugar en un partido real.

Sin tregua

Desde el principio, el partido fue frenético, como corresponde a dos equipos que no necesitan pensar demasiado para atacar el aro. Tras un 0-7 inicial, con Clint Capela (19 puntos y 12 rebotes) de espléndido finalizador en la pintura de los Lakers, el equipo local encontraba también el camino al aro. La capacidad de encontrar espacios de Rajon Rondo (13 puntos, 10 asistencias y 7 rebotes) y la habilidad de un confiado Brandon Ingram remontaban rápidamente el duelo para los Lakers.

Pero no son los Rockets un equipo aficionado a enfriar partidos, especialmente James Harden. El vigente MVP no tardaba en calentar la muñeca y su facilidad para arrancar puntos y faltas entrando a canasta. De su mano, Houston cerraba el primer cuarto con un 28-31 favorable, con LeBron James (24 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias) sin demasiado impacto en el juego, aprovechando la buena noche de algunos compañeros para reservar energías.

El especial lujo de poder tener siempre en cancha a Chris Paul o a James Harden en cancha no lo despreciaba Houston, aprovechando para abrir algo de ventaja en el segundo cuarto. Pero el equipo angelino se reencontraba con el mejor Lonzo Ball, todavía no visto desde el arranque de la pretemporada. Mucho mejor físicamente, terminaría con 14 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias, incluyendo un 4/8 en triples que daría aire a los Lakers durante todo el duelo.

Duelo de estilos a todo ritmo

Ambos equipos mantenían un ritmo infernal, sin demasiada querencia por los ataques estáticos. Como referencia, la primera mitad se jugó a 115,1 posesiones por minuto, más rápido que el All-Star Game de 2018 (107,8) en el mismo escenario. En el caos sobresalían jugadores como Lance Stephenson y JaVale McGee en los Lakers, pero eran James Harden (36 puntos) y Chris Paul (28 y 10 asistencias) los que mejor aprovechaban su inmenso talento ofensivo. Entre ambos se combinaban para 42 de los 66 puntos de Houston al descanso, por 62 de los Lakers.

Poco cambiaba tras el descanso, con el añadido de Gerald Green (13 puntos) como nueva arma ofensiva de los Rockets. El escolta fue cortado en la pretemporada de 2011 por los Lakers, en lo que era su intento de regresar a la NBA tras varios años en Europa. Siete años después, su acierto en el tiro le costaba caro al que brevemente fue su equipo. La falta de lanzadores seguía siendo un problema serio para los Lakers, terminando con un preocupante 8/32 en triples, si bien seguían encontrando suficientes oportunidades en la pintura.

LeBron James aparecía lo suficiente para mantener muy vivo a su equipo con sus entradas a canasta y su distribución de balón, con un JaVale McGee siempre efectivo finalizando bajo el aro. Y Lonzo Ball, el único con una buena noche desde la línea de tres, seguía convirtiendo el duelo entre Lakers y Rockets en un partido emocionante, rápido y lleno de intercambios hasta los últimos minutos. Eso sí, era Houston el equipo que controlaba el marcador con más asiduidad.

Pelea con consecuencias

La igualdad se alargaba hasta el último cuarto, con buen baloncesto ofensivo para ambos equipos. Pero a 4 minutos del final, el deporte pasaba a segundo plano. Un empujón de Brandon Ingram a James Harden iniciaba una tangana en la que Chris Paul y Rajon Rondo decidían resolver cuentas pendientes en una rivalidad personal de años. Los puñetazos volaban entre ambos, y el propio Ingram se ganó también la expulsión y una más que posible suspensión entrando en la pelea con los nudillos por delante. El partido seguiría sin los tres jugadores en un ambiente caldeado y enrarecido.

Los Lakers se acabaron ahí, y James Harden emergió para sentenciar el duelo, con 8 puntos en 4 minutos desde la tangana. Un brillante triple con paso atrás a poco más de un minuto para el final dejaba el duelo visto para sentencia ante unos Lakers que pagaron su falta de tiradores y de reboteadores efectivos. Sin un LeBron James en estado superlativo, el 0-2 para abrir la temporada acabó siendo inevitable ante unos Rockets sin la consistencia defensiva de la temporada pasada pero demasiado cargado de talento.

La atención quedará ahora en las oficinas de la NBA. Kiki VanDeWeghe, Vicepresidente de Operaciones y principal responsable de disciplina deportiva, estuvo presente en el Staples Center para ver de primera mano una de las peleas más duras en la liga de los últimos años. Todo en un escenario cargado de expectación, en lo que iba a ser una fiesta de bienvenida en Los Angeles a su nueva estrella, y que terminó con pelea y derrota del equipo local. A su pesar, LeBron James quedó en un plano demasiado secundario en su debut en casa.


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