Jimmy Butler, ‘el sacrificado’ en el ataque de los T-Wolves

Un dato que ha sorprendido a Zach Lowe, reportero de ESPN, y seguramente también lo haga con muchos otros. Si bien todos los seguidores de los Minnesota Timberwolves vitorearon el traspaso de Jimmy Butler a su equipo, muchos de ellos esbozaron al tiempo ciertas dudas sobre como encajaría en el esquema ofensivo el ex de los Bulls en su reencuentro com Tom Thibodeau.

Gestión de killers

Butler, directo al quinteto titular, se convertía en el veterano de la alineación, lo que se traducía en galones automáticos. A ello hay que sumar que, pese a su papel de escolta, Butler nos tenía acostumbrados a dirigir gran parte de los ataques en Chicago; le gusta tener la pelota, botarla, amasarla, marcar la jugada. Algo que sin duda encajaba mejor con Jeff Teague a su lado que con Ricky Rubio, más vertiginoso el primero y más pausado y amante del balón el segundo. Pero aún había dos gallos más del corral con los que lidiar. Wiggins, cuando le dejan, también es un amasador nato; fan de los aclarados y de simplificar la pizarra al uno contra uno.

Towns no. El dominicano es activo pero al mismo tiempo resolutivo en ataque. Sus confabulaciones con Ricky solían resolverse con pick&pops o cortes rápidos a canasta, sin que el reloj de posesión se viera perturbado. Esto en cuanto al protagonismo indirecto, a la participación; pero ¿y en cuanto al impacto directo?

Hablamos de tiros, hablamos de clutch, hablamos del último eslabón de la posesión.

Butler, Towns y Wiggins venían de superar la veintena de puntos en su temporada anterior —23,9, 25,1 y 23,6 respectivamente—. En el quinteto inicial les vienen acompañando Jeff Teague —15,3 puntos el curso pasado con Indiana— y Taj Gibson —si bien sus promedios en OKC fueron de 9 puntos, estos suben también a los 15,3 de aplicar el parámetro de los 36 minutos—. Demasiados puntos y tiros a repartir, y una incógnita a la espera de ser resuelta.

Con diez partidos disputados por la franquicia de Minneapolis, podemos rescatar las primeras impresiones. Una de las cosas que más se aplaudía de la llegada de Butler era su inherente y bien merecida fama de buen defensor, y el positivo impacto que éste podía tener sobre la habitual desgana defensiva Wiggins. Butler, de hecho, se hizo un nombre y un hueco en la Liga gracias a sus magníficas actitudes (y aptitudes) atrás, antes de dar el descollante salto en ataque.

Delegar como símbolo de madurez

A sus 28 años, All-Star consolidado y miembro ya habitual del Team USA, uno podía pensar que aterrizaba en Minny con el orgullo y objetivo de ser el nuevo eje del equipo en ambos lados de la cancha. Nada más lejos hasta el momento. Hace lo que mejor se le da, y da pasos atrás para evitar un stock perjudicial donde sobra el talento. Butler es, de los «cinco titulares», el jugador con un menor usage rate. —Ahora explicamos las comillas—.

Como vemos —excluyendo al infiltrado de Aaron Brooks— Butler asume solamente el 19,8% del peso ofensivo del equipo —traducido en el 18,4% de los puntos—, por detrás de todos sus colegas de titularidad con una excepción a modo de permuta. Es el Sexto Hombre, Jamal Crowford, en lugar de Gibson —con un usage del 13,1%— quien desplaza al escolta en importancia ofensiva hasta el quinto lugar. Crawford, la efervescencia anotadora hecha carne, está promediando en lo que va de temporada 10,8 puntos en 20,2 minutos.

Bronce en tiros

Estos datos deben ser mirados en contexto. Butler continúa siendo un jugador fundamental de cara al aro; no en vano es el tercer jugador que más lanzamientos tiene por noche —12,1 de los 84,5 de media que realizan—, pero en el imaginario global y teniendo en cuenta los minutos que pasa cada jugador en pista —Butler, el más utilizado por Thibs— entonces se perciben esas interesantes variaciones de panorama.

Butler está demostrando madurez en el mejor de los sentidos. Ser «la estrella» no lo está traduciendo en «balones a mí», sino que entiende las virtudes del equipo, y no está teniendo problemas en delegar en sus compañeros a la hora de anotar, donde se desenvuelven perfectamente, centrándose él en el que siempre fue su don más primigenio: la defensa desaforada.

Y así, mientras tanto y con fase de aclimatación mediante, los Wolves van segundos en el Oeste, empatados con los Warriors, con un magnífico balance de 7-3.

*Datos obtenidos de NBA Stats


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