Karl-Anthony Towns, primer año del resto de sus días

Es frecuente en estos días reparar en la mastodóntica —historia por los cuatro costados— temporada que Russell Westbrook y James Harden siguen acometiendo. También ordenar nombres y méritos para los premios finales de temporada regular 2016-17. En ello se invierte la mayor parte del escrutinio final de los días regulares. Y por eso puede quedar demasiado camuflada la gran temporada de jugadores que no están en la pasarela de principales premios pero que sí han ejercido su profesión como nunca. Karl-Anthony Towns es uno de los que ha hecho cima. De hecho, el joven (21 años) pívot de Minnesota Timberwolves ha completado la primera temporada del resto de su vida.

Towns ha honrado la ecuación de que a premio de Novato del Año le sigue una carrera mucho más que prometedora. Desde el año 2000, quizá solo Mike Miller (2000-01), Tyreke Evans (2009-10) y Michael Carter Williams (2013-14) faltaron al respeto del estrellato NBA tras llevarse honores de debutante. En el caso de Towns, la rutilancia es más evidente si cabe. Su temporada ha translucido que estamos ante uno de los jugadores con mayor potencial de la próxima década.

De los 18,3 puntos y 10,5 rebotes de su temporada rookie, su año sophomore ha seguido con 24,8 tantos y 12,0 capturas. No es uno de los principales llamados a pelear por el premio a Jugador Más Mejorado, pero quizá —con razón o no— sea porque él ya partía de un lugar acomodado. Sus incrementos son un escándalo. Ha crecidos en todas las métricas importantes.

Estadísticas NBA Karl-Anthony Towns

CURSOPARTIDOSPTSREBSASISTTC%3PTLROBS TAPSMINS
15-168218,310,52,054,234,181,10,71,732,0
16-1778*24,812,02,753,735,783,20,71,336,9

*En la presente temporada también ha participado en todos los encuentros de Minnesota.

La franquicia de Towns

Más allá de tangibles en un folio, Towns ha entrado en el aura del jugador franquicia. En una franquicia en la que antes parecía llamado a mandar Andrew Wiggins, será finalmente el pívot quien se siente en la silla de hierro del vestuario. Ha dado la cara en las derrotas —»cada partido perdido es culpa mía, tengo que buscar la manera de ser mejores y hacer mejores a todos», dijo con sus pelados 20 años—. Towns también se auto encomendó la labor de involucrar y hacer mejores a sus compañeros este año, ha tirado del carro en lo deportivo, las posesiones calientes han sido para él y su salud ha sido la del equipo durante esta temporada 2016-17. Síntomas inequívocos de jugador franquicia y emergente superestrella de la NBA. El diagnóstico es concluyente desde cualquier consulta.


Forma parte Towns de la receta moderna de pívot perfecto. Dominante en la zona pero sin alergias al espacio exterior. También sabe hacer jugar a su equipo, asiste, tiene una buena base de IQ y piensa como un base en muchas ocasiones. Todo eso ya lo ha demostrado, imprimiendo ipso facto su carné de estrella para años venideros.

El ADN de los grandísimos jugadores parece haber acampado en él. Y seguramente, su segunda obra en la NBA no sea sino el punto y seguido de brillantes temporadas que están por venir. El resto de sus días parecen adivinados con solo dos ejercicios completados. La mejor liga del mundo ha llamado a filas a un nuevo lugarteniente en tiempo récord. Termina la segunda temporada de Towns —lleva camino de segundo año con pleno de partidos jugados— , la primera del resto de su carrera.


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