Kevin Durant, un año y 600 días

El alero de Brooklyn se rompió el Aquiles el 10 de junio de 2019, ahora hace un año; no volverá en la 2019-20 y sigue una lenta recuperación cuyo objetivo es no erosionar su juego de siempre

Kevin Durant cumple un año completo fuera de órbita. El ahora jugador de Brooklyn reaparecía en las canchas tal día como el 10 de junio de 2019, tras 32 días lesionado. Se habían torcido ya las cosas en las semifinales del Oeste ante Houston pero forzó todo lo que pudo, más de lo recomendable, para estar de vuelta en las Finales. El marcador de la serie cantaba 3-1 y su equipo, los Warriors, tenía que salvar un punto de título en hostil territorio canadiense. Resucitó KD para el Game 5 y el peor de los gafes insistió en valorar su compañía: se rompió el Aquiles sin haber cumplido los (solo) 12 minutos de juego.

Adiós muy buenas. Juego, set y match —aunque ese quinto lo ganaron los Warriors, poniéndose 3-2— para Toronto, que levantó el primer campeonato de su historia con las bajas rivales de Durant y de Klay Thompson, lesionado también de gravedad en el sexto cónclave.

En la práctica, Kevin Durant acumula ahora más de 13 meses sin saltar a las canchas en condiciones, pues su cameo en las Finales 2019 resultó de minutos. Ahí es nada.

Esos ya casi 400 días que KD lleva sin catar fragancia de competición resultarán muchos más. Su agente, Rich Kleiman, y el ejecutivo al mando de los Brooklyn Nets, Sean Marks, se han hartado de reiterar que no estará de vuelta esta temporada a pesar de que el parón sanitario podría haber servido una oportunidad de oro.

Es innegociable. No regreso vuelta de última hora. Durant y los Nets no quieren correr ningún riesgo y, por tanto, el objetivo sigue siendo la 2020-21. «Es mejor esperar. No creo que esté preparado para jugar a ese nivel de intensidad ahora mismo, en el próximo mes. Eso me da más tiempo para prepararme para la siguiente temporada y para el resto de mi carrera. Mi temporada está terminada. No planeo jugar. Lo decidimos ya el verano pasado», declaraba el alero hace unos días a ESPN.

Los 400 días se multiplicarán, pues, hasta unos 580-600, cuando la temporada 2020-21 abra un melón que se espera para diciembre. Resultará un período amplísimo sin partidos, también agravado por las circunstancias de la temporada actual.

Ya recuperado

Pese al dolor de tirarse cerca de 20 meses sin vestir de corto en condiciones, Durant sabe que lo mejor es la cautela. Cuanto más tiempo pase, mejor podrá prepararse. Una información del portal SB Nation decía estos días que KD está ya sano, más que preparado para retornar a una (lenta) rutina ordinaria de entrenamientos en condiciones normales. Sin embargo, va a seguir esperando.

Lo hará para poder alargar la vida y calidad del resto de su carrera. Y actuará así con el mejor de los criterios.

Un estudio realizado en el año 2013 por The American Journal os Sports Medicine reveló que los jugadores NBA (18) que sufrieron rotura del Aquiles entre 1988 y 2011 vieron muy comprometido el resto de sus carreras. Siete de ellos nunca volvieron a jugar y el resto vio del todo erosionada su aportación; no fue hasta pasadas tres temporadas desde la lesión cuando pudieron acercarse a su producción anterior. Y eso solo en unos pocos casos.

Quienes se rompen esta zona del cuerpo suelen estar fuera un promedio de en torno a 60 partidos. El mismo estudio reveló que se observaron mejores respuestas en los jugadores que se tomaron más tiempo para regresar. Quienes estuvieron un año completo, mínimo de 12 meses, parados, pudieron ofrecer un rendimiento superior. Lo de que las prisas nunca han sido buenas consejeras…

Esto significa que en los Nets saben perfectamente lo que hacen. Cuanto más tiempo pase, mejor podrá regresar Kevin Durant.

Además, praxis recientes como la de Kobe Bryant o DeMarcus Cousins casi obligan a aplicar la mayor de las premuras. Durant cumplirá 32 años en septiembre y por ello cualquier paso en falso podría dañar de manera irreversible el resto de sus días profesionales. En su caso, volver ahora no es ganar.

Calendario condensado

También se tiene en consideración que el calendario NBA a partir de ahora será muy del gusto de velocistas. Muchos partidos en poco tiempo, tanto en la reanudación de la 2019-20 como el curso siguiente, donde se podrían acortar plazos (aumentando los back to back) para no herir más todavía las fechas tradicionales. Esto sería una reválida auténtica para Durant; por lo que a más tiempo fuera, mayor preparación para el Tourmalet que se avecina.

Luego, por mucho que descanse, a buen seguro Kevin Durant tendrá que reinventar determinados nichos de su juego. Toda rotura de Aquiles —producida sobre todo en jugadores que se acercan o rebasan la treintena— conlleva una pérdida de explosividad, velocidad y agilidad. Este adiós de recursos móviles podría llevar al jugador a una versión donde recurra más aún a sus lanzamientos exteriores.

La idea de tanto tiempo de celibato es que la baja afecte lo menos posible a su juego, aunque una lesión así deja un peaje en la práctica mayoría de casos.

«Tengo paciencia en esto. No quiero apresurarme mentalmente. Trato de buscar el largo plazo en todo esto», declaraba Durant hace algunos días.

Así, el historial de esta grave dolencia obliga a dar la razón a la paciencia. No hay ninguna prisa. Menos todavía dado que Kyrie Irving, también lesionado —en su caso es el hombro— tampoco vaya a regresar este curso. No es que los Nets se vayan a dejar llevar en Orlando, que pierdan a propósito, pero sí que son conscientes de que su lucha por lo importante empieza el año que viene. Ese fue el plan desde el principio y el parón tampoco lo alteró un milímetro.

El «mejor jugador de la NBA» según Toni Kukoc tiene la conciencia bien tranquila pese a apuntar a casi 600 días sin partidos. La metodología en su recuperación es lo que hay si queremos ver al Durant menos mermado posible.

(Fotografía de portada: Mike Lawrie/Getty Images)


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