Kyrie Irving y una mágica Navidad en familia

La NBA brilla por sí sola y más en noches como la del 25 de diciembre. En una extensa temporada regular en la que cada equipo se va a los 82 partidos, los highlights se suceden en forma de grandes actuaciones, mates, canastas sobre la bocina y un sinfín de momentos para el recuerdo. Suena genial, y lo es, pero para que sea posible hay que contar con el elemento principal de la ecuación: los jugadores.

Porque la NBA, antes bajo la dirección de David Stern (1984-2014) y ahora con Adam Silver en el puesto de comisionado, ha crecido hasta convertir una competición nacional en un producto que crece cada año rompiendo fronteras. Sin embargo, a veces ese esplendor que irradia esconde tras de sí momentos únicos que pueden pasar desapercibidos; vividos en una cancha con 20.000 personas, pero en silencio.

Eso es justo lo que ocurrió el día de Navidad con Kyrie Irving. El jugador franquicia de Boston Celtics recibía en el Garden a Philadelphia 76ers en uno de los grandes encuentros designados para tan especial noche. Como cada vez que tiene partido, Irving siguió su rutina al pie de la letra, pero esta no era una ocasión cualquiera: su familia estaba con él.

Y es que ese es uno de los elementos más complicados para los jugadores de la Liga. En muchos casos –prácticamente en todos–, estos nacen en un lugar, pasan el periodo universitario en otro, y para acabar llegan a la NBA, donde pueden cambiar de equipo casi a cada momento. Con ese escenario, tener una estabilidad familiar más allá de un pequeño núcleo es imposible; algo que toma especial relevancia en noches como la de Navidad. Por ello, cuando Irving supo que tendría a unos 20 familiares viéndole jugar contra los Sixers, su corazón se aceleró.

«Entré en el vestuario y dije a todos que mi familia estaba aquí para verme jugar. Dije a mis compañeros de equipo: ‘Tengo a más de 20 familiares aquí, así que jugaré en consecuencia. No tenéis ni idea de cómo saltaré a la cancha, estoy muy emocionado’. Nunca tengo la oportunidad de tener a mi familia junta en un solo lugar, o al menos a la mayoría de ella, como era el caso. Por ello esto significa mucho para mí», explicó tras la victoria a Taylor C. Snow de NBA.com.

De lo que vivimos después en la cancha poco hay que hablar. Irving se fue hasta los 40 puntos y 10 rebotes siendo decisivo en la prórroga para doblegar a otro de los gallitos del Este: Philadelphia. Por supuesto que en su carrera ha tenido grandes actuaciones sin que los suyos estuviesen presentes, pero ello no quita que el base de los verdes vaya a recordar este 25 de diciembre con un sabor especial.

(Fotografía de Omar Rawlings/Getty Images)


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