No cabe duda de que Paul es, tras la lesión de Griffin, el referente absoluto del juego de Los Ángeles Clippers. El base es el baluarte ofensivo del equipo, anotando más que nadie y repartiendo juego de manera excelente. Sin embargo, cuando el «3» de los angelinos abandona la pista, el banquillo no consigue mantener el nivel y el equipo se resiente. Es una constante durante el último tramo de la temporada. Pero no se trata de una mera impresión, pues ESPN recoge una serie de datos que lo demuestran sin dejar lugar a la duda.
Desde el último partido de Blake Griffin —el 26 de diciembre frente a los Lakers—, los Clippers han disputado un total de 39 encuentros. Durante ese periodo, y siempre según los datos de ESPN, el ataque de los de Doc Rivers pasa de ser el mejor de toda la NBA a ser, literalmente, el peor, cuando el base se marcha al banquillo.
En el tiempo trascurrido desde la lesión de Griffin, con Paul en pista el equipo de los ángeles anota 113 puntos de media por cada 100 posesiones. Este dato lo sitúa en el primer puesto del ranking empatado con los poderosos Golden State Warriors durante ese periodo. Por el contrario, durante la ausencia de su estrella, el equipo firma unos pobres 97,2 puntos de media por cada 100 posesiones, la peor estadística de toda la liga. La diferencia entre que juegue Paul o no se cuantifica en una media de casi 16 puntos por cada 100 posesiones disputadas.
Dos estadísticas cuentan con cifras similares desde la lesión de Griffin y merecen ser reseñadas:
- El porcentaje de acierto en tiros de campo disminuye desde un 48,4% con el base en cancha a un 42,8% cuando no es él quien dirige el juego.
- El ratio de asistencias y pérdidas también disminuye de 2,1 con Paul a los mandos a 1,3 sin él.
Ambas cifras sin Paul serían de las tres peores de la NBA en ambos apartados.
El más influyente de la NBA
Atendiendo a esta estadística, se puede cuantificar que el impacto del base en el ritmo ofensivo es mayor que el de ningún otro jugador en toda la liga desde el día 26 de diciembre. No es posible encontrar otro jugador que influya tanto en el ataque de su equipo. Los 15,8 puntos de diferencia entre contar con él o no le sitúan claramente a la cabeza en este apartado. Los que le siguen en la lista son dos miembros ilustres de los Warriors, pero se mantienen lejos de su impacto ofensivo. En segundo lugar encontramos al polivalente ala-pívot Draymond Green ―12,6 puntos por cada 100 posesiones de diferencia― y en tercera posición al vigente MVP, Stephen Curry ―11,9 puntos de diferencia—. Las diferencias son importantes entre Paul y el resto de jugadores, como se puede ver. Esto lo sitúa como el jugador más influyente en ataque de toda la NBA desde la lesión de su compañero Griffin.
El mejor y casi único asistente del equipo
Se trata de uno de los mejores organizadores de juego de la competición, pero los datos de asistencias del base en los Clippers son espectaculares, a la par que preocupantes para el equipo. Desde el inicio de la temporada y hasta el día de Navidad, el «3» repartía el 32,5% de las asistencias del equipo. Desde esa fecha, el jugador se ha echado el equipo a la espalda y ha incrementado esa cifra hasta un asombroso 46,6%. Es decir, Paul reparte prácticamente la mitad de las asistencias de todo su conjunto. Además, sus cifras son casi cinco veces superiores a las de cualquiera del equipo en ese apartado.
Otro dato inquietante es el hecho de que hasta el partido del 20 de marzo contra los Pelicans, Griffin se mantenía como el segundo máximo asistente clipper con 149 pases de canasta. Ahora quien se sitúa segundo Jamal Crawford, con un total de 150. Más de dos meses y medio ha tardado la plantilla de los Clippers en alcanzar el número de asistencias de la otra gran estrella de los angelinos, que además hay que recordar que juega en la pintura y que promedia más de 23 puntos por partido.
Visto queda, y los datos no dejan lugar a dudas, que el ataque de los de Doc Rivers depende demasiado de Chris Paul.