La emoción de la última jornada de regular

Tarde-noche de transistores la que quiso servir la NBA de cara a su última jornada de temporada regular. Dos bloques horarios separando por completo a equipos de Este y Oeste. Esta es la segunda ocasión en que la liga, preocupada por los problemas que surgen de jugar sabiendo el resto de resultados, instala este formato. Y, aunque más emocionante que el curso pasado, la sensación final es algo agridulce.

En la 2022-23 solo se dio un cambio en los 20 puestos que dan acceso a la postemporada cuando los Timberwolves lograron adelantar a los Pelicans por la octava plaza del play-in que, a la postre, les serviría para colarse en playoffs. Este curso sí ha habido más movimiento en los estertores de la regular:

  • Los Phoenix Suns (victoria ante Minnesota) adelantaron a los New Orleans Pelicans (derrota ante Los Angeles Lakers) por la sexta plaza del Oeste.
  • Se llegó con todo en juego por las tres primeras plazas del Oeste con Oklahoma City Thunder (acabó primero), Denver Nuggets (segundo) y Timberwolves (tercero) empatados a victorias y derrotas y mil variantes para explicar su clasificación final.
  • Los Philadelphia Sixers llegaron con opciones de ‘robar’ la sexta a los Indiana Pacers y estos, a su vez, de escalar a la quinta que ocupaban los Magic. Finalmente todo se quedó igual.
  • Los puestos del segundo al cuarto del Este eran intercambiables atendiendo a los resultados de New York Knicks ante Chicago Bulls, Milwaukee Bucks contra Orlando Magic y Cleveland Cavaliers ante Charlotte Hornets.

En total dos cambios de posición que saben a más, pero que no terminan de borrar las pecaminosas cábalas de algunos para evitar a este u otro equipo en primera ronda. Al menos la última semana de competición no ha dejado cosas como el tanking exprés de Dallas el curso pasado o la deliberación de los Bucks de plantarse ante Boston sin sus estrellas cuando se jugaban tener factor cancha ante ellos en la 21-22.

Todo lo sucedido en la conferencia Este lo explica perfectamente aquí el compañero Enrique Bajo.

Un descafeinado, por favor

La NBA no puede controlar esto, pero la emoción brilló por su ausencia en la mayoría de partidos. Solo la lucha del Madison Square Garden y la victoria de los Magic ante los Bucks redimieron una jornada que solo vio un partido en el que se jugase algo resuelto por menos de diez puntos. De hecho, las palizas de OKC ante Dallas y Pacers ante Hawks terminan de redondear el gusto amargo de la jornada.

Dicho esto, la introducción del carrusel es otra muestra de la cintura de la actual dirección de la liga para introducir modificaciones y mejorar su estructura competitiva. Quizás este no tenga demasiado sentido en muchas de las jornadas de una liga regular tan larga. Las jornadas disputadas de forma simultánea (al menos parcialmente) suelen realizarse en torneos en los cuales cada victoria y derrota tiene mucho mayor peso. Pero introducirlas en fechas cercanas al desenlace de los 82 partidos es, sobre el papel, la mejor idea para generar interés en la recta final.

En todo caso, aunque sus acciones indiquen que podría serlo, no parece que la especulación de resultados sea una preocupación para la propia Liga. Ni siquiera en los círculos mediáticos que la rodean se le da demasiado importancia a esto. Para los espectadores acostumbrados a la estructura de competición ‘europea’ (también presente en Sudamérica) se hace raro ver que algunos equipos buscan la derrota cuando su posición aún está en juego. Es más, las pocas veces que ocurren especulaciones de este tipo suelen ser blanco de críticas. En la NBA, como tantas otras cosas, parece ser un tema cultural. Excepto para Tom Thibodeau.

(Fotografía de portada de Sarah Stier/Getty Images)


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