La primera piedra hacia el éxito

La noche del domingo desprendía un penetrante aroma a revancha en el TD Garden.

Casi un año atrás, los Brooklyn Nets habían vapuleado a los Celtics en primera ronda de playoffs. Tan solo la heroica de Jayson Tatum, con 50 puntos en el Game 3, había evitado el humillante sweep. El resto de la serie resultó un mero trámite para los neoyorquinos: 11, 22, 15 y 14 puntos de ventaja en cada una de las cuatro victorias logradas.

Entonces, los Celtics eran un equipo moribundo a la espera de que le fuera asestado el golpe definitivo. Habían cerrado su clasificación para los playoffs previo paso por el play-in y la lesión de muñeca de Jaylen Brown no hizo más que confirmar el descalabro.

En esta ocasión, el debut en post-temporada señaló un escenario completamente opuesto: los de Ime Udoka afrontaban el Game 1 en una dinámica ascendente y un roster más sólido con prácticamente todas las piezas disponibles. Lo mismo no se podía decir de unos Nets sumidos en un mar de dudas tras superar el play-in y mil y un obstáculos internos.


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