Entre todas aquellas narrativas de diversa naturaleza que han acompañado a estas dos primeras semanas de regular season, posiblemente la escrita por los Utah Jazz sea aquella que mayor sorpresa ha causado en el seno de la NBA.
A pesar de desmantelar el núcleo del proyecto y dar salida a Donovan Mitchell y Rudy Gobert, los de Salt Lake City se han negado a prescindir de la competitividad que el equipo había mostrado en los últimos años. Así, los Jazz ocupan actualmente la tercera posición de la Conferencia Oeste con un balance de 6-2.
No solo vencen, sino que convencen, con un juego muy vistoso basado en el rendimiento colectivo y la circulación de balón, el cual está haciendo las delicias de unos aficionados que se habían preparado para una campaña lúgubre. No obstante, las primeras semanas de esta ‘nueva era’ liderada por Will Hardy ha dejado unas sensaciones tan buenas que han logrado renovar el optimismo y la ilusión en el estado de Utah.
¿Cómo es posible que un equipo al que analistas, medios de comunicación y aficionados situaban en el pozo de la Conferencia Oeste esté dando tanta guerra en este arranque de temporada? Lo analizamos.