Lonzo Ball, estrella y líder en Lakers desde el minuto cero

Nadie esperaba lo contrario. Lonzo Ball es una estrella en los Lakers desde casi antes de aterrizar. Quizá la idiosincrasia de la NBA tienda a proteger a los jóvenes grandes proyectos en sus primeras pisadas en la liga, o bien a rodearles de cierta escolta conocida (y veterana) para hacer su caída los menos dolorosa posible. Pero ni Lonzo es un jugador convencional ni los Lakers una organización al uso. Todo se magnifica, todo va en grandes dosis.

Como demostró la bienvenida a Lonzo este pasado lunes en el Staples Center (el primer partido de Lakers, ante Minnesota, contó como local pero en otro pabellón de California, el Honda Center). Se percibió ya que Ball no va a vivir una transición ordinaria hacia el espacio exterior. La mayor parte de la organización le considera ya una estrella, su líder, también así el público. Hasta su entrenador, Luke Walton, se expresa en esos términos.

«Necesitamos que lo sea (sobre ser el líder del equipo). La manera en la que juega, todo lugar al que va… si fuera a un centro de entrenamiento, la gente le seguiría porque hace mejor a la gente. Eso es lo que hacen los grandes líderes», manifestó Walton y pudo recoger un artículo del diario The Washington Post.

Los fans

La primera actuación de Lonzo delante del Staples no dio para literatura —8 puntos, 3 rebotes, 4 asistencias, 4 pérdidas y 3 de 6 en tiros de campo—. No obstante, cuando la pelota entraba en el dominio de Ball, el público parecía esperar alguna acción de highlight. Sensaciones que no demasiados jugadores han dejado en Los Angeles.

Ocurrió cuando Lonzo pudo culminar un contraataque en mate a pase de Jordan Clarkson. Los angelinos congregados, incluido Magic Johnson, se despegaron del asiento como cohetes. Hay ilusión por Lonzo Ball, desde el primer minuto.

Desde la abdicación de Kobe

Puede que el Staples no viviera una excitación individual semejante desde que Kobe Bryant dejara de liderar definitivamente la causa por el anillo —en su lesión definitiva, abril del 2013, y obviando su último día profesional—. Desde entonces, la franquicia ha vagado en busca del oasis definitivo. Ni D’Angelo Russell ni por ahora Ingram llegaron a tanto como lo ha hecho Ball en solo dos partidos de pretemporada —uno en la casa de siempre—. Hablando, claro está, de la sensación percibida por todos los estamentos púrpura y oro.

No solo los fans, también la franquicia parece rendida y dispuesta a lo que precise el desarrollo de Lonzo en una gran estrella. Los galones que Luke Walton traslada al base desde ya mismo son un mensaje equivalente al que siempre ha transmitido Magic Johnson o los compañeros de vestuario en Lakers.

Líder de 19 años

«Estoy realmente impresionado con él. Primero por su IQ en la pista… Para su edad, ve muchas cosas que el resto de personas no ven. Ésa es una gran cualidad para un base», manifiesta Luol Deng, compañero de Lonzo en Lakers, que también destaca el liderazgo del joven base (hace 20 años a finales de octubre) fuera del rectángulo de justicia.

«Pero fuera de la pista es donde más sorprendido estoy. El chico trabaja realmente duro. Está en el complejo de entrenamiento trabajando en su juego. Muy respetuoso, muy callado, estudiando el juego siempre que estamos en el vestuario», añade Deng en palabras que pueden empezar a confirmar, en Lonzo, la ausencia de verborrea que tanto aflora en su padre (LaVar).

Sin haber disputado un solo encuentro oficial con el equipo, Lonzo Ball parece ya una estrella. Es tratado y se actúa como si fuese tal. Los Lakers creen haber recogido algo grande este verano desde a posición 2 del Draft 2017 y no pueden contener su emoción.


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