Los recuerdos arrebatados de Reggie Lewis

Las palabras resonaban en la cabeza de Reggie Lewis sin que el jugador se lo terminase de creer. “No podrás volver a jugar al baloncesto”. Quizás todavía le faltase el aire por el colapso sufrido hace unas horas en el partido que abría los playoffs de 1993 entre Celtics y Hornets.

Apenas corría la mitad del primer cuarto cuando Lewis caía desplomado a la altura del triple rival. El primer susto quedó aliviado cuando logró incorporarse y caminar hasta el banquillo con la ayuda de sus compañeros y técnicos para, un rato después, volver al partido para terminar con trece minutos y 17 puntos. Aun así, la persistencia del mareo hizo que Chris Ford prefiriese darle descanso.

Reggie pasaría esa misma noche en el Hospital Bautista de New England. Hasta seis exámenes se le realizaron en busca de la causa que había provocado su desvanecimiento. Había demasiado en juego como para arrojarse con un primer diagnóstico, al que se iba a llegar con el consenso de un dream team formado por 12 doctores.

Finalmente, alcanzado el mediodía, se confirmó la peor noticia. El corazón de Reggie sufría de cardiopatía focal causada por el desgaste de la pared muscular inferior del órgano, lo cual implicaba el cese de su actividad deportiva.


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