Moldeando al futuro base de los Utah Jazz

El camino hacia el perfeccionamiento deportivo está plagado de obstáculos y diversos desafíos. En el caso del baloncesto, la posición de base exige de unas capacidades y aptitudes concretas para generar y controlar el juego que no todos son capaces de absorber y explotar.

Uno de los principales errores es relacionar directamente el número de asistencias con la capacidad de dirigir eficazmente un sistema ofensivo, al igual que ocurre con la tendencia habitual de equiparar producción defensiva con la cantidad de robos y tapones registrados.

Donovan Mitchell se encuentra inmerso actualmente en un proceso de aprendizaje mediante el cual aspira a controlar todos estos aspectos del juego. Su velocidad, agilidad y demoledores cambios de ritmo y dirección suponen un ventaja constante gracias a su facilidad para romper y aglomerar los defensores a su alrededor. Esto se traduce en compañeros liberados para anotar, ya sea tras recepción en una esquina o bajo el aro en situaciones de pick-and-roll. Sin embargo, este contexto explota más la potencia bruta que la inteligencia y lectura del juego.


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