Era la única opción que tenían en La Bahía.
Tras muchas horas de locura en las que no había tiempo para el análisis, por fin he podido dedicarle un rato a la que para mí fue la gran sorpresa de la primera jornada de la Agencia Libre: la llegada de D’Angelo Russell a los Golden State Warriors. Y he llegado a la conclusión de que Marc Stein, periodista del New York Times que aseguró pocas horas después del movimiento que en La Bahía traspasarían de nuevo a Russell, tiene razón. No tenían otra opción. Y tampoco parece que la vayan a tener ahora.
El aterrizaje de DLo en los Warriors solo tiene que ver con la necesidad inmediata de sacar algo de la salida de Kevin Durant. No es un fichaje con vistas al proyecto, al futuro de la franquicia, sino el mejor parche que pudieron encontrar. Y, con la delicada situación salarial de los ahora subcampeones, la única manera de añadir un gran talento a la plantilla sin traspasar a uno de sus tres pilares.
Antes de escribir esta columna, me he acordado de unas declaraciones de Brian Windhorst en uno de los programas de ESPN en los días previos a la apertura de la Agencia Libre. El periodista aseguraba entonces que los Warriors estaban reventándose la cabeza (el término no fue ese, evidentemente) para intentar evitar como fuera que Durant se marchara sin que ellos pudieran sacar algo de provecho de la situación. Porque en la situación económica en la que estaban, su salida sin retorno les dejaba de manos atadas en el mercado.
Y fijaos si tenía razón Windhorst que al final, la mejor opción que han encontrado ha sido arreglar un doble sign&trade para recibir a un gran jugador joven que, en principio, no encaja con el proyecto (ahora hablaremos de eso), pagarle un máximo que muy pocos equipos de la liga se podían permitir y perder por el camino a un MVP de las Finales en Andre Iguodala y dos primeras rondas del Sraft (una de ellas de 2024, muchísimo valor). Todo para… ¿traspasar a D’Angelo?
Lo contrario sería un disparate
Pues sí, probablemente. Era la única pieza de gran valor que podían conseguir, y puede que ayude al proyecto sobre la cancha durante unos meses (la baja de Klay), pero…
D’Angelo no encaja en un proyecto que va a pagar entre 72 y 82 millones de dolares anuales a su backcourt titular durante los próximos tres años (esa cifra seguirá creciendo si Curry vuelve a renovar). Por estilo de juego tampoco encaja (necesita balón y bote para anotar, mucho pick&roll, etc), pero podría aprender y medio encajar. El gran problema es la construcción salarial de una plantilla que tendrá que hacer frente a la renovación de Draymond Green la próxima temporada y que ha visto en Russell un alquiler carísimo pero que, por potencial, salario actual y mercado, podría ayudar a conseguir una o varias piezas que sí encajen con el futuro de la franquicia sin que el límite salarial sea una barrera insuperable (vía traspaso).
Los Warriors podrían traspasar de nuevo a Russell antes del día seis (siempre que él acepte su nuevo destino), pero lo más normal, dada la situación actual del equipo, es que utilicen a Russell para generar puntos e intentar ganar partidos al menos hasta el mercado de invierno. Y una vez allí (o más adelante), que intenten conseguir una pieza que realmente encaje con el proyecto y que añada valor al equipo, probablemente en las alas.
Igual un traspaso al equipo de Los Angeles que no consiga a Kawhi, igual volver a meter a Minnesota en la partida (Robert Covington podría encajar como objetivo), buscar talento joven que se adapte a sus necesidades por la liga o intentar convencer a los Magic de que traspasen a Aaron Gordon si el experimento Fultz fracasa y vuelven a buscar un buen base, como comentaban ayer en el blog goldenstateofmind.
En fin, que posibilidades tendrán. Porque D’Angelo tiene mercado. Y sin él hubiera sido imposible que consiguieran talento como el que podría llegar por él en un futuro traspaso (por eso han sacrificado tanto para que llegara). Así es el negocio… Y la realidad de la NBA: D’Angelo puede ser un buen parche, pero lo normal es que al final sea carne de traspaso. Y no es por nada, pero se ha llevado un buen máximo por el camino que tampoco estaba tan, tan claro. El negocio tiene para todos.