Donovan ya está aquí

La mejor versión del jugador de segundo año, mejor jugador de la semana en el Oeste, acaba de llegar.

Noche de locos en la NBA. Y no, no sé cuántas veces he empezado una columna así en lo que va de temporada. 57 de un James Harden de otra época, 46+16 de un Anthony Davis que va por la liga salvando el game over, D’Angelo Russell y sus molonísimos Brooklyn Nets, Kemba y Tony Parker en San Antonio, otro paso de gigante de los jovencísimos Kings… ¿Qué queréis que os diga? Y ni siquiera he llegado todavía a mi tema del día.

Blake Griffin y sus Pistons llegaban a Salt Lake City con ganas de convertir el emotivo golpe que dieron este fin de semana en Los Ángeles en una racha que les saque del pozo (han perdido 17 de sus últimos 22). Y salieron convencidos de que lo conseguirían. Concentrados, acertados en el tiro… Pero en el otro lado del ring se encontraban un pletórico Rudy Gobert (se comió a la pareja Drummond-Griffin) y la versión superestrella de Donovan Mitchell, esa que llevábamos toda la temporada esperando.

Tuvo mucho más el partido (el plan maestro de Snyder para defender a Griffin, la aparición clave de Grayson Allen…), pero hoy me quiero centrar en la figura de Donovan Mitchell y en lo que podrían significar sus últimos seis partidos. Ha llegado la estrella que buscábamos.

La regularidad es la clave

Se acabó el Mitchell irregular, el de los problemas en la toma de decisiones (en el tramo decisivo encadena dos decisiones perfectas), el que aparece y desaparece durante los partidos… Ese Mitchell, que también fue protagonista de los primeros compases de la temporada pasada (aunque ya se veía en su carácter al jugador especial que luego demostraría ser), ha dejado paso a la versión superestrella que todos esperábamos. El Mitchell que se codea con la élite de la competición por méritos propios y que tiene que liderar sin mirar atrás el ataque de los Jazz.

Ese Donovan Mitchell lleva exactamente seis partidos con nosotros (cinco victorias de Utah; cuatro consecutivas). Seis partidos en los que la regularidad ha acompañado a la magia. Seis partidos en los que nunca ha bajado ni de 25 puntos ni de 20 intentos. Seis partidos en los que ha sido, sin lugar a dudas, una gran estrella de la liga.

Premio y más mérito

Su regularidad (está lanzando con confianza, atacando hasta comerse el aro…), su carácter, su talento y las victorias le han convertido en el jugador de la última semana en la Conferencia Oeste (31,5 puntos – 49% en los triples – 5,8 asistencias). Pero sus méritos no acaban ahí…

Con Ricky Rubio y Dante Exum de baja (también Raul Neto ayer), Mitchell se ha transformado en los últimos partidos en el base del equipo. Lleva tres titularidades consecutivas en ese puesto y está siendo el primer generador de Utah Jazz. No es su posición ideal, y a ratos se nota que no está tan cómodo como cuando tiene a Ricky al lado (el sistema de tres generadores de Snyder: Ricky-Donovan-Joe), pero está cumpliendo con creces y ha sido el protagonista indiscutible de la primera racha de cuatro triunfos de los Jazz en toda la temporada.

Además, por si todo esto fuera poco, la victoria de ayer ante los Pistons coloca a los Jazz (24-21) por primera vez en muchísimo tiempo en puestos de playoffs, superando por medio partido a unos Lakers (23-21) que siguen sufriendo sin LeBron.

La temporada pasada, los Jazz fueron de menos a más con Donovan a la cabeza. Empezó como posible sorpresa y terminó como estrella indiscutible y firme candidato (para muchos favorito) al ROY. Este año, tras dejar el peor calendario atrás, los Jazz van por el mismo camino (¿os acordáis de esto? No vamos mal…). Y con un Donovan Mitchell desatado. Versión superestrella, versión All Star.

(Fotografía de Gregory Shamus/Getty Images)


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