No sabemos nada del salvaje Oeste

Aproximadamente, hemos cerrado el primer cuarto de la temporada regular. Mes y medio de competición en el que, por unas o por otras, podemos sacar muy pocas conclusiones generales. Y menos todavía si hablamos de la Conferencia Oeste.

Como casi siempre en estos últimos años, uno de los grandes temas de conversación que flotan sobre la Liga es la descompensación, la lucha entre las dos conferencias. A día de hoy, el balance de los equipos NBA en la batalla contra sus rivales del otro lado del cuadro es de 64-45 a favor del salvaje Oeste. Pero creo que no estamos acertando a la hora de dirigir el foco: cierto es que en el Este hay más equipos ‘malos’. Pero quizás la pregunta debería ser si en el Oeste hay más equipos realmente ‘buenos’. Y para eso vamos a tener que esperar…

Los Raptors y los Bucks dominan con claridad su lado del cuadro, con los nuevos Sixers de Jimmy Butler al acecho, los Pacers y los Pistons compitiendo a gran nivel y los Boston Celtics como único gran equipo a la deriva. Y ya sabíamos que a estos les podía costar acostumbrarse a la nueva rotación tras una temporada (fue una carrera de obstáculos) en la que superaron tan claramente las expectativas.

Sabemos qué equipos son buenos y qué equipos son malos. También sabemos qué equipos pueden pelear y hasta podríamos intentar adivinar desde ya los candidatos a dar algún disgusto en primera ronda. La sensación es que, tras un cuarto de la temporada y salvando a los Celtics, ya conocemos perfectamente la Conferencia Este.

Preguntas y más preguntas

En el otro lado, sin embargo, son todo preguntas a estas alturas. Sabemos lo que son los Clippers, los Grizzlies, los Nuggets, los Spurs y los Blazers. Con suerte. Pero no sabemos dónde cae cada uno porque no tenemos ni la más remota idea de lo que es realmente esta temporada el resto de la conferencia: hay 14 equipos (todos menos Phoenix) con récord y ritmo para luchar por las ocho primeras plazas. Pinta irreal…

¿Y por qué pasa esto? ¿Por qué no sabemos aún suficiente? ¿Por qué no podemos sacar conclusiones? ¿Por qué no conocemos el oeste tras mes y medio de competición?

Justo hablaba ayer de esto con mi querido Pepe Rodríguez en su maravilloso podcast. Y es que creo que es más interesante de lo que parece. La situación, no el Oeste. Aunque puede que (ojalá) las dos cosas.

Cuatro de los cinco equipos que he mencionado como ‘conocidos’ han pasado en estos primeros compases de temporada por el número uno del Oeste (han liderado la conferencia). Y, en mi opinión, y hasta que se demuestre lo contrario, lo han podido hacer porque los gallos aún no han despertado.

No quiero quitar mérito a nadie. Más bien todo lo contrario: han empezado mejor, han apretado, están donde merecen estar y nos están regalando un inicio de temporada fantástico. Pero sí creo que debemos tener en cuenta todo lo que está pasando para entender el maravilloso caos que es ahora mismo el Oeste.

Sin barrer

Curry y Green en los Warriors (y esperando a Cousins para después de Navidad…), el Melodrama en Houston (con partidos sin CP3, sin Harden…), la gran racha de los Thunder sin Russell Westbrook (siguen sin Roberson, que se nos olvida…), el vaivén de los nuevos Lakers, el calendario terrorífico de los Utah Jazz (más la baja/momento de encontrarse a sí mismo de Donovan Mitchell), las rachas de los Pelicans (durísima la baja de Payton), el Butlerdrama en Minnesota, el ‘aquí estoy yo’ de los jovencísimos Kings y los primeros pasos de la revolución Luka Doncic en Dallas, que tiene a los Mavs en el 50% de victorias tras 18 partidos.

En fin, que está la casa sin barrer. Que está dura, salvaje (más que nunca) y preciosa, pero sin barrer.

(Fotografía de portada Tom Pennington/Getty Images)


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