¿Otra temporada más sin playoffs en New Orleans?

Los New Orleans Pelicans sufrieron este martes una nueva derrota ante Brooklyn Nets con una doble lectura implícita. Primero, la incapacidad que ha mostrado el equipo para imponerse en los partidos apretados a pesar de demostrar ser competitivos. Y segundo, lo cuesta arriba que se les pone la clasificación para el play-in.

A pesar de que los Pelicans mantienen intactas sus posibilidades matemáticas, el escenario general invita a ser escépticos. Una trayectoria a lo largo del presente curso que se ha repetido una y otra vez hasta la saciedad.

Ante la franquicia neoyorquina, Zion Williamson (33 puntos y 7 rebotes) volvió a demostrar una vez más su potencial de súper-estrella. El sophomore estuvo bien acompañado de un Brandon Ingram certero en el apartado ofensivo (27 puntos y 5 asistencias). El equipo dirigido por Stan Van Gundy dejó destellos de su gran potencial pero una vez más murió en la orilla.

Los Pelicans atesoran un enorme talento pero la propia confección de la plantilla y la juventud de su núcleo principal no terminan de materializarse en victorias. El equipo quiere ganar pero todavía no saben cómo hacerlo de forma regular.

La derrota ante los Nets supuso la 14ª esta temporada tras disponer de una ventaja de dos dígitos en algún momento del partido. Ningún otro equipo de la NBA ha sufrido diez derrotas en este tipo de escenario. Además, los Pelicans presentan un récord de 14-17 en aquellos encuentros decididos en el clutch, es decir, en los que la diferencia a cinco minutos para el final asciende hasta cinco o menos puntos.

La plantilla ha demostrado tener talento suficiente para encajar los golpes y devolverlos. Pero no han sido capaces de implantar una defensa contundente, una selección de tiro adecuada y una mentalidad serena en los momentos importantes. De hecho, presentan la segunda peor defensa de toda la liga en la segunda mitad y el octavo peor registro anotador en el clutch. En resumen: el bajón en defensa tira por la borda el trabajo realizado y cuando el rival aprieta caen en la frustración y las malas decisiones en ataque.

“No es como si saliéramos cada noche y pensáramos: ‘Dios, ese equipo es mucho mejor que nosotros’”, analizó el coach Van Gundy en unas palabras recogidas por The Athletic. “Si nos fijamos en la diferencia de puntos en la liga, somos básicamente un equipo de mitad de la tabla. Y, sin embargo, estamos ocho partidos por debajo del 50%. Estamos ahí, no para ser un gran equipo actualmente, pero sí un equipo decente. Estamos ahí pero no somos capaces de lograrlo. Eso es lo frustrante.”

Un trabajo que, rápido y corriendo, nunca suele salir bien. A pesar de haber aumentado su cupo de pretendientes con la implementación del play-in, tres partidos y medio separan a los Pelicans de Golden State Warriors y San Antonio, noveno y décimo clasificado.

El portal Tankathon les otorga el 13º calendario más complicado hasta final de temporada, mientras que a los Warriors los sitúa con el quinto más sencillo y a los Spurs con el segundo más difícil de todos. Precisamente ante los de Texas se enfrentarán este domingo, además de haber tres partidos más programados contra Golden State. Estos cuatro encuentros pueden fijar el desenlace final.

Aún así, los pronósticos previos no soplan a favor de New Orleans. El portal FiveThirtyEight sitúa a los Pelicans con tan solo un 9% de posibilidades de clasificarse para los playoffs. En el caso de los Spurs, esta cifra aumenta ligeramente hasta el 12% y en el caso de Golden State Warriors prácticamente dan por hecho su participación en el play-in (48%). Memphis Grizzlies (50%), Portland Trail Blazers (89%) y Dallas Mavericks (92%) se sitúan inmediatamente por encima.

Al margen de cábalas y predicciones estadísticas, la realidad es inapelable: los Pelicans tienen que ganar gran parte de los 14 partidos que les quedan por delante. Y entre ellos se encuentran duelos muy exigentes ante Clippers, Nuggets, 76ers, Lakers y Mavericks. Y así, apostar a favor de los Pelicans no se presenta imposible, pero sí muy complicado.

“La realidad de esta situación es que tenemos que ganar la mayoría de estos partidos”, reconoció Zion. “No puedo sentarme aquí y deciros que no se está pensando en ello. Pero tenemos que ir partido a partido y ganar cada uno de ellos. Tenemos que centrarnos en las cosas más pequeñas porque hemos estado ahí en cada partido. No voy a mentir, se vuelve un poco molesto sentarse aquí cada dos partidos y decir lo mismo, que no somos capaces de cerrar los encuentros. Así que tenemos que centrarnos en esas pequeñas cosas.”

Estos obstáculos también hablan de un problema más importante de gestión del roster en cuanto a contrataciones. El general manager David Griffin esperaba abordar esta situación con la incorporación de veteranos como Steven Adams y Eric Bledsoe, además del fichaje de Stan Van Gundy como nuevo head coach. Sin embargo, esta división ha generado en una espacie de separación interna que se traduce en quintetos que aplican juegos y ritmos muy diferentes.

Así, este verano se presenta como un potencial punto de inflexión en el devenir de la franquicia. Lonzo Ball y Josh Hart se convertirán en agentes libres restringidos y no son pocas las voces que afirman que en New Orleans tendrán que elegir entre Zion Williamson y Brandon Ingram. Todo ello mientras jóvenes como Nickeil Alexander-Walker, Kira Lewis Jr. y Jaxson Hayes exigen más minutos.

A pesar de lo decepcionante que está resultando la temporada, los Pelicans tienen motivos para ser optimistas y mimbres de sobra para seguir desarrollando su proyecto. Pero es hora de dar una vuelta de tuerca más y empezar a exigir resultados visibles. Y encontrar la manera de madurar y cerrar victorias se presenta como una de las principales tareas a realizar.

(Fotografía de portada de Rob Carr/Getty Images)


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