Qué esperar del verano de los Knicks

Antes de comenzar, aclarar que toda elucubración sobre la próxima agencia libre a estas alturas de la temporada es poco relevante. La gran mayoría de equipos que jugarán un papel importante en ella están metidos en dinámica competitiva y su futuro inmediato podrá quedar marcado por lo que suceda en lo que queda de temporada regular y postemporada. Por otra parte, los Knicks son una institución que excede la norma. Es difícil encontrar en el deporte americano una organización que, peleando por puestos de playoffs por primera vez en más de un lustro, tenga más ruido alrededor sobre su devenir a medio plazo.

Siempre existe rumorología alrededor de los neoyorquinos. Pero esta vez acompañada de una sensatez que no venía siendo costumbre. Ya es un hecho que Tom Thibodeau ha dado con la tecla para hacer del equipo un grupo de jugadores competitivos. Y esto será así aunque finalmente no alcance la meta de los playoffs, para la cual marcha sexto del Este solo un partido por encima del play-in.

Por eso, pienso que la agencia libre no depende tanto de lo que acabe pasando y sí de lo que ya se ha visto. El verano de los Knicks es trascendental para que la vigente temporada termine constatando como cimiento de un futuro ilusionante y no como un bonito recuerdo en un cúmulo de cursos vergonzantes.

El contexto es complicado. Solo por ser quienes son los de Manhattan siempre aparecen como posible destino de grandes estrellas que salen a la agencia libre. Pero su situación deportiva les acaba privando de la confianza de unos jugadores cada vez más empoderados y les ha empujado a tomar decisiones precipitadas para llenar el hueco de sus promesas. La franquicia se ha convertido en toda una celebridad a la hora de ofrecer contratos inflados más típicos de un mercado pequeño que de un club que juega en el Madison Square Garden.

Sin embargo, el realismo sobre el que ha crecido su actual grupo de jugadores, invita a ser más pragmáticos que nunca. Más si se tiene en cuenta que su entrenador y principal generador del optimismo reinante no es una cara amable para las super estrellas de la liga.

Con solo cinco jugadores asegurados y 68 millones por comprometer para la temporada 2021-2022, los Knicks tienen dinero de sobra para gastar. Lo cual, pese a no ser novedad, esta vez se afronta con mayor claridad y optimismo que en otras ocasiones.

Un base como necesidad extrema

Las dos figuras más relevantes de su plantilla son RJ Barret y Julius Randle. Ambos jugadores autosuficientes como para crearse sus propios tiros e incluso generar para el resto de forma secundaria. Por ello, el guard que más minutos absorbe es Elfrid Payton, un jugador de organización y corte defensivo. El caso, es que tanto él como Derrick Rose, su suplente, terminan contrato y salen al mercado como agentes libres no restringidos. Esto abre una ventana de oportunidad para los Knicks, ya que el mercado les ofrece opciones interesantes.

Una vez descartados Lowry y Conley, Dennis Schröder se presenta como el principal candidato. El alemán sería un perfil ideal si los Knicks mantienen su actual núcleo, pues es un anotador que no demanda mucho balón y cumple con la organización de juego de forma solvente. El problema son sus posibles exigencias económicas, ya que el jugador rechazó un contrato de 84 millones de dólares por cuatro años a principios de temporada. Un precio que los Knicks se pueden permitir, pero que preferirían rebajar, lo que les hace dudar sobre si entrar en una guerra de negociaciones.

La franquicia por supuesto mantiene un ojo puesto en la situación de Lonzo Ball con los Pelicans. Otra pieza que encaja perfectamente pero que está pendiente de firmar o no la oferta cualificada que le ataría a Nueva Orleans una temporada más. En principio, el mayor de los Ball ha manifestado su intención de seguir allí.

Otros nombres interesantes podrían ser:

  • Goran Dragic – Opción de equipo de 19.440.000$
  • Spencer Dinwiddie – Opción de jugador de 12.302.496$
  • Patrick Mills – Agente libre no restringido

Seguramente estas serían opciones solo abiertas de forma condicional. Lo más normal es que intenten quedarse con al menos uno de sus dos bases principales, el base que adquieran en agencia libre y el añadido de Quickley.

El puesto de alero en el esquema actual vuelve a estar ocupado por un Reggie Bullock y un Alec Burks que terminan contrato. Aunque en esta ocasión la agencia libre deja más dudas que certezas. Sin tener en cuenta a Kawhi, los otros dos nombres principales son los de Otto Porter Jr. y Kelly Oubre Jr. Los dos salen al mercado sin restricciones, pero su rendimiento y cotización en la liga son inciertos, por lo que sería extraño ver una gran apuesta por ellos. Entre los perfiles restantes que poder calificar como plausibles, destacan Trevor Ariza o Doug McDermott, pero seguramente los Knicks opten por ofrecerles contratos cortos a sus activos actuales.

Mientras esperan a Mitchell Robinson

La posición de pívot debería tener dueño en el Madison Square Garden a nombre de Mitchell Robinson. Sin embargo, la joven promesa knickerbocker no ha logrado tampoco esta temporada una estabilidad con las lesiones que le lleven a encauzar su juego. Nerlens Noel y Taj Gibson han tenido que cubrir más minutos de los esperados, rindiendo ambos a buen nivel. Y, de nuevo, terminan contrato este curso sin restricciones.

Robinson está asegurado al menos para el próximo año porque su opción de equipo es muy baja debido a formar parte del contrato rookie. Pero los Knicks pueden empezar a tener serias dudas sobre su futuro a medio plazo. Esto invita a la organización a otear el mercado, el cual ofrece al menos tres nombres que podrían ser relevantes en su agenda.

El primero es Richaun Holmes, un jugador de rendimiento rocoso y que no está muy cotizado en el mercado. Al menos de momento. Habiendo cobrado unos nueve millones en los dos últimos años, seguramente trate de buscar un salto cualitativo en su contrato, lo cual puede alejar a Nueva York de la lucha.

Otra alternativa sería la de Daniel Theis, otro perfil enfocado al rebote y la defensa del aro que acaba contrato y cuyo precio podría ser apetecible. Su contrato actual está en los cinco millones anuales y la cantidad del próximo dependerá básicamente del destino al que vaya a parar. Una situación casi idéntica a la de Holmes.

Por último, queda la duda de Andre Drummond. En principio, sería un perfil muy apetecible de un precio más que aceptable. Haber sido cortado por Cleveland provoca que su cotización baje, aunque dependerá de lo que demuestre de aquí a final de temporada en un equipo aspirante como los Lakers. Aún así, una revalorización se quedaría muy lejos de las cifras que ha movido el jugador durante su carrera. Drummond puede ser una de las gangas del verano y con el contrato adecuado es un jugador diferencial.

Mantener las manos sobre el timón

Estas son, a grandes rasgos, las opciones que tienen los New York Knicks de cara a la próxima offseason. He mencionado nombres que completan su ahora mismo incierto quinteto titular y rotación corta, pues rellenar el resto del roster dependerá de dichas incorporaciones.

El último inconveniente con el que operan los Knicks es la finalización del contrato de Randle, que ahora mismo es su jugador franquicia, para el verano de 2022. La organización deberá decidir si es suficiente para dar el siguiente paso o si encaja con las pretensiones que tenga la gerencia. Esto seguramente afectará al transcurso de la próxima temporada, donde pueden empezar a sonar rumores sobre su traspaso antes de que se pueda ir libre si no se está muy seguro de su continuidad.

Su posible sustituto, Obi Toppin, ha estado lejos de ser relevante esta temporada y Thibodeau no es muy dado a invertir mucho tiempo en jugadores por hacer. De hecho, el propio entrenador supone una dicotomía en la franquicia, que sabe a lo que se atiene si siguen apostando por él. Pudiendo quedarse cortos en las herramientas.

La clave estará en cómo gestionen las posibles negativas y traspiés en los despachos. La franquicia se encuentra en un momento crítico para mostrarse como un proyecto apetecible y capaz de atraer talento al nivel del gran mercado que son. Si no, lo construido durante los últimos siete meses habrá servido de poco.

(Fotografía de portada de Elsa/Getty Images)


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