Rich Paul, el vértice que une a LeBron James y Anthony Davis

Una camiseta de los desaparecidos Houston Oilers de la NFL unió para siempre a LeBron James y a Rich Paul.

En 2002, el que acabaría siendo uno de los agentes más poderosos del baloncesto lucía el uniforme de Warren Moon, estrella del fútbol americano en los años 80 y 90, en el mismo aeropuerto del que LeBron James partiría hacia la Final Four de la NCAA. El ya prometedor jugador de high school se acercó a él para preguntarle dónde había adquirido su especial atuendo. Más de década y media después, la carrera de uno no puede entenderse sin la del otro.

Rich Paul no solo sería el amigo, confidente y representante de uno de los grandes iconos de este deporte. Es también el agente de una veintena de jugadores, incluyendo All-Stars como John Wall, campeones NBA como Tristan Thompson o Norris Cole, y el vigente mejor novato del año Ben Simmons. Pero su especial relación con LeBron James volvió a destacar tras hacerse con los servicios de su ya segundo cliente más ilustre: Anthony Davis.

El cambio

La estrella de los Pelicans decidió cambiar de representante en un momento crucial de su carrera. Consagrado como una de las estrellas indiscutibles de la NBA con solo 25 años de edad, su contrato con New Orleans llega a su fin en 2020. La discreta lista de éxitos de Davis a nivel de equipo, con solo una ronda de playoffs ganada en sus 6 años de carrera (en la pasada temporada contra Portland) hace incluso comprensible una posible salida de NOLA como agente libre de aquí dos veranos.

Y elegir a Rich Paul, por supuesto, ha desatado la imaginación de los aficionados NBA. Es fácil considerarle como un posible puente que lleve a Davis a los Lakers para formar una temible pareja con LeBron James. Y si bien la decisión dependerá en todo momento de lo que Anthony Davis quiera hacer de aquí dos años (aparte de la posibilidad de pedir un traspaso donde serían los Pelicans los que elijan su destino), no está tan claro que su nuevo representante vaya a facilitar la situación. Posiblemente, todo lo contrario.

Para un agente, y limitándonos al plano deportivo, tener una estrella en su nómina facilita mucho las cosas. No tiene mucho secreto conseguir salarios desorbitados para grandes figuras, pero sí utilizar su cercanía a los jugadores más deseados de la NBA para ayudar al resto de sus representados. Tan pronto como LeBron James dio el sí a Magic Johnson, Rich Paul se convirtió en el agente más poderoso del lado púrpura y oro de Los Angeles.

Y eso le ayuda bien rápido. Kentavious Caldwell-Pope, otro de sus representados, renovó por 12 millones de dólares con los Lakers utilizando un espacio salarial que el equipo angelino bien podría haber invertido en otros jugadores, de la misma forma que J.R. Smith y Tristan Thompson lograron jugosos contratos en Cleveland bajo el ala de LeBron James y Rich Paul.

Pero de la misma forma que ningún otro representante tiene tanto poder en los Lakers, lo mismo ocurre en New Orleans. Rich Paul es consciente del poder que va a tener en una franquicia condenada a la reconstrucción si Anthony Davis sale tras pedir traspaso o en agencia libre. Y el equipo con el que Davis firme su próximo contrato, sean los Pelicans o cualquier otro, estará en similar deuda con Paul. Limitar el inmenso poder de LeBron James y Anthony Davis, hoy por hoy jugadores fácilmente en el Top-5 de la NBA, a solo una franquicia sería un desperdicio.

No solo baloncesto

Por supuesto, Rich Paul puede aconsejar o desaconsejar, pero la decisión final será siempre de su representado. Cuando Anthony Davis sea agente libre en 2020, LeBron James tendrá 35 años, quizás entrando ya en ese declive que parece no llegar nunca. Sus últimas opciones de ganar un anillo podrían pasar precisamente por la llegada de una estrella en plenitud como el propio Davis. Pero si queremos vincular su decisión de cambiar de agente desde una perspectiva lebroniana, quizás tendríamos que mirar fuera de las canchas.

Rich Paul es una pieza clave para entender la complejidad de LeBron James. Michael Jordan fue el pionero en convertir al deportista en una marca popular, ayudado por el dinero de las grandes marcas que explotaron su filón publicitario, pero la evolución del jugador actual de baloncesto es otra. Ya no solo es promocionar los productos de otros, es también desarrollar los propios.

A LeBron James le conoceremos siempre como jugador de baloncesto, pero es mucho más que eso. Posee una productora audiovisual, SpringHill Entertainment, especialmente activa en los últimos meses; su compañía de video digital, Uninterrupted, ha recibido inversiones millonarias de gigantes del entretenimiento; es propietario minoritario del Liverpool de la liga inglesa de fútbol; es co-propietario de una empresa de venta de ropa y zapatillas deportivas, e inversor fundador de una franquicia de pizzerías; su imagen pública quedó realzada tras invertir en la fundación de una escuela para niños desfavorecidos en su Akron natal. Y, por supuesto, será la estrella de la secuela de “Space Jam 2” que el propio Jordan convirtió en un éxito de taquilla en los años 90.

Así que la pregunta quizás no debería ser si Anthony Davis quiere jugar junto a LeBron James. Más bien, debería ser si Anthony Davis quiere ser como LeBron James. Trabajar con Rich Paul le llevará más cerca de lo segundo que de lo primero.


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