Rui Hachimura y otros ajustes

Los Lakers perdieron la primera batalla ante los Nuggets, pero es posible que por el camino encontraran armas que puedan ayudarles a ganar la guerra. Tras ser arrollados en la primera parte, los angelinos remaron hasta el final para acabar rozando la remontada en un encuentro que llegaron a perder por hasta 21 puntos, algo que lograron en gran parte debido a los ajustes que Darvin Ham fue haciendo desde el banquillo. Y muchos de ellos tienen que ver con los centímetros y con Rui Hachimura.

Ham comenzó con el quinteto inicial que cerró la serie ante los Warriors, con un tridente en el backcourt conformado por D’Angelo Russell, Dennis Schröder y Austin Reaves que no tardó en mostrar sus limitaciones. La desventaja de tamaño con respecto a los Nuggets era más que evidente, lo cual se materializó sobre todo en el emparejamiento de Reaves con Michael Porter Jr., que, más de 10 centímetros más alto, apenas fue estorbado por la defensa del sophomore. En el otro lado de la pista, la ventaja física era también más que evidente para los locales, haciendo que, con los titulares en pista, Denver luciera muy superior.

La situación era distinta sin embargo con la llegada de los suplentes. Mientras que Bruce Brown y Christian Braun restaban tamaño a los Nuggets, Rui Hachimura dotaba de altura y músculo al quinteto visitante, y empezaba a aprovecharlo para hacer ver que su papel en esta serie puede ser más que destacado. Si ante Memphis el japonés brilló en el Game 1 por su capacidad para abrir la pista, en esta ocasión fueron su poderío físico y su capacidad para aprovechar los missmatch en el juego interior lo que le hizo entrar en partido, usando dicha superioridad para anotar por dentro.

Davis y la defensa en ayudas

No obstante, el gran problema angelino seguía estando en defensa. Anthony Davis ha sido sin duda el mejor defensor de lo que llevamos de playoffs, pero en este duelo se encontró en una tesitura muy diferente a la habitual. La Ceja ha brillado como defensor en ayudas, emparejándose normalmente con jugadores de escaso impacto ofensivo para poder estar más pendiente del balón y de cerrar el aro que de su hombre como tal. Su fortaleza no es tanto secar a su rival en el uno contra uno como impedir que cualquiera que quiera anotar en la pintura lo consiga.

Resultó por tanto un poco extraño que arrancase la eliminatoria defendiendo al hombre sobre el que gira toda la ofensiva de los Nuggets. Nikola Jokic se dio un festín en la primera mitad, y no porque Davis hiciera un mal trabajo sino porque estaba haciendo un trabajo que no era óptimo. Porque es que incluso si hubiera dejado al serbio en 12 tantos, el problema con él no son tanto los puntos que anota como los que crea.

Ham tardó quizás demasiado en comprender esto, pero cuando lo hizo tiró del hombre que ya había dado señales de poder ser un revulsivo importante. Hachimura fue el encargado de defender a Jokic durante el último cuarto, lo que permitió a Davis centrarse por fin en hacer lo que mejor sabe. El pívot no salió de la pintura y comenzó a ser la bestia defensiva que le hemos visto ser en las dos primeras eliminatorias. De repente, Nikola no anotaba con tanta facilidad porque, cuando se deshacía de su defensor y miraba el aro, aparecía él. De repente, sus compañeros dejaban de buscar cortes hacia la pintura porque, cuando les llegaba el balón, aparecía él. De repente, el mejor defensor de la postemporada empezó a hacer lo que mejor sabe.

¿Qué puede hacer Denver?

En ese sentido, a los Nuggets les faltó cintura. Les costó adaptarse al nuevo contexto de partido y dio la sensación de que si evitaron la remontada fue porque la ventaja era amplia, el ajuste llegó tarde, y se encontraron con un par de triples milagrosos que les dieron aire en determinados momentos. Pero que habían empezado a tener problemas era evidente.

Fue inevitable entonces mirar a un Aaron Gordon que no ayudó precisamente a sacar a Davis de la pintura. Más bien todo lo contrario. Se quedó orbitando a unos dos metros del aro confiando en que de alguna manera Jokic le doblara el balón cuando AD saliese a la ayuda. Pero las veces que el pívot lo intentó, la defensa estaba demasiado cerrada y hacía inviable ese pase incluso al mejor pasador que hayamos visto.

Un par de minutos antes, Jeff Green supo materializar mejor la opción que Davis le daba, esperando su turno en la esquina y, ante la negativa de La Ceja de alejarse del aro, sumando tres puntos relativamente cómodos. Y sí, es cierto que ese es un tiro con el que los Lakers están dispuestos a vivir y que abusar de él puede ser contraproducente, pero es la mejor forma de recordarle a Anthony que tiene más cosas que hacer además de taponar penetraciones. Y si Green con su 27,3% de acierto en triples en estos playoffs pudo hacerlo, Gordon (34,5%) debería poder también.

Malone empezó por tanto ganando la batalla de pizarras, pero deberá mover cosas de cara al Game 2 si no quiere que la dinámica se revierta. Tendrá que intentar alejar a Davis de la pintura, ya sea con bloqueos directos como los Warriors o con tiro exterior. Tendrá que reajustar la rotación para que Hachimura no viva en un missmatch constante contra sus hombres más pequeños, de los que ha demostrado que no tiene intención de apiadarse. Y tendrá que dejar de regalar cambios tras bloqueo que permitan a LeBron abusar de Jamal Murray en el poste. De lo contrario, podríamos ir camino del 1-1.

(Fotografía de portada: Harry How/Getty Images)


EXTRA NBAMANIACS

Nuestro trabajo en nbamaniacs es apoyado por lectores como tú. Conviértete en suscriptor para acceder a beneficios exclusivos: artículos especiales, newsletter, podcast, toda la web sin publicidad y una COMUNIDAD exclusiva en Discord para redactores y suscriptores.