Sekou Doumbouya, ¿sin sitio en los Pistons?

La situación de Sekou Doumbouya está lejos de ser la deseada. Tanto para el jugador como para su actual equipo, los Detroit Pistons. Si repasamos todas las selecciones de lottery pick del draft de 2019, nos encontramos con que el escenario del guineo-francés es el más inestable e impredecible de todos ellos. Tan sólo Romeo Langford, de baja desde septiembre tras pasar por el quirófano, está inmerso en un contexto relativamente similar.

Los minutos del antiguo jugador del Limoges CSP francés continúan en caída libre a pesar de formar parte de un proyecto inmerso en una agresiva reconstrucción que se intensificará todavía más en los próximos meses.

En la derrota de este miércoles contra los Milwaukee Bucks, Doumbouya registró su primer DNP de la temporada. Sin formar parte de la lista de lesionados o del rastreo de positivos por COVID-19 que tantas ausencias y suspensiones está causando recientemente. Esta decisión por parte de Dwane Casey aterriza precisamente después de que el jugador apenas disputara cinco minutos en cada uno de sus dos anteriores encuentros. El mismo técnico que ya durante el pasado curso puso en tela de juicio el trabajo y la implicación del, por aquel entonces, rookie.

La actual reconstrucción –no finalizada– de los Pistons está causando cierta controversia entre los aficionados de Michigan. Pese a que el reparto de minutos está siendo equitativo, este beneficia a los veteranos del equipo. De hecho, cuatro de los cinco jugadores que más tiempo en pista aglomeran tienen al menos 28 años y el otro es Jerami Grant, por quien la gerencia apostó fuerte durante la agencia libre.

A principios de este mes, Casey declaró que el mayor objetivo esta temporada sería desarrollar a los jugadores jóvenes, pero siempre manteniendo un quinteto en cancha capaz de competir y luchar los partidos. En la mayoría de los mismos lo ha hecho. El young core es fundamental en las rotaciones del técnico y los Pistons solo han perdido un duelo por más de diez puntos. Muchas derrotas, sí, pero por un estrecho margen. Sin embargo, hay voces que claman por una apuesta absoluta por los jóvenes –lo que desencadenaría en la ya de por sí inevitable salida de Blake Griffin y Derrick Rose– y, de manera concreta, una mayor confianza en Doumbouya, quien actualmente enfrenta una gran competencia en la cancha.

Por otra parte, Casey ha dejado expresamente claro que el desarrollo de los jóvenes no está exento de que su disfrute de minutos dependerá del trabajo en los entrenamientos y en la pista. No se trata simplemente de repartir minutos, sino de que los jugadores se los ganen. “Todos quieren una gratificación instantánea, pero es un proceso”, señaló el head coach según recoge el medio The Athletic.

La paciencia es una virtud y, quizá, se está siendo demasiado exigente con un jugador que, no olvidemos, está empezando su año sophomore. No ha tenido el tiempo para causar un impacto real. O, quizá, desde la franquicia están sugiriendo que no cuentan del todo con él. Ambos son argumentos igual de legítimos pero el mayor obstáculo al que se enfrenta el potencial desarrollo de Doumbouya es la presencia de Blake Griffin.

La reconstrucción es tal pero no puede definirse como plena cuando dispones de un jugador con cartel de All-Star –aunque su rendimiento actual difiera mucho de ello– que cobra más de 36 millones de dólares anuales. Pero, de momento, Casey le está regalando al ala-pívot una media de 32,1 minutos por velada, cifra tan solo superada por Jerami Grant. Este, a su vez, es otra de las apuestas de Casey para el puesto de power-forward cuando Griffin se sienta. Esto ofrece poco tiempo real para que Doumbouya se asiente en la rotación con regularidad.

Sus propias cualidades actuales suponen otra barrera importante. Su mayor virtud es como potencial slasher, aunque no dispone de los recursos necesarios para generarse sus propios lanzamientos ni un lanzamiento lo suficientemente consistente. Defensivamente, se encuentra más cómodo en el poste o cerrando el carril al aro que saliendo al perímetro a defender a jugadores más rápidos.

Así, Dwane Casey y su cuerpo técnico podrían verse tentados a situar sus 203 centímetros de altura y 211 de envergadura en el puesto de alero para intentar desarrollar estas carencias y quizá empezar a construir un potencial 3-and-D. Sin embargo, el problema se vuelve a repetir. Jerami Grant, Josh Jackson y el prometedor Saddiq Bey aglomeran la mayor parte de los minutos. Y rindiendo a un buen nivel. El primero es la máxima apuesta del general manager Troy Weaver y líder del equipo. El segundo ha cumplido con buena nota hasta su esguince de tobillo y el novato ya es ese potencial 3-and-D que podrían plantear en Doumbouya.

También resultaría sencillo plantear una disminución de los minutos de Griffin si lo que verdaderamente busca la franquicia es progresar de cara al futuro. Pero no todo es tan sencillo ni se limita exclusivamente a un contexto deportivo. Los Pistons son una franquicia que cuida su imagen de cara al exterior para reclutar talento y agentes libres. Ahora, esto resulta todavía más importante. En Michigan cerraron el traspaso del ex de los Clippers hace tres años y este respondió con creces con la que algunos considerarían la mejor temporada de su carrera. Sin embargo, los Pistons no podrían abrazar el éxito colectivo y caerían en primera ronda de los playoffs de 2019 ante los Bucks. Y ahora están pagados los platos rotos de dicho sobreesfuerzo.

Mientras tanto, Doumbouya tendrá que seguir trabajando, aprovechar al máximo los minutos de los que disponga y esperar su turno para acceder a cotas mayores. De su compromiso, esfuerzo, trabajo y perseverancia dependerá su relevancia dentro del proyecto. Tarde o temprano, Griffin abandonará la nave y, entonces, Sekou podría disfrutar de esos minutos que ahora se le resisten.

(Fotografía de portada de Christian Petersen/Getty Images)


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