‘Sweet Lou’ Williams: ¿otra vez el Mejor Sexto Hombre?

Cuando en noviembre de 2016 los Lakers todavía sonreían y se habían permitido algún lujo, como el de ganar a los Warriors, una imagen recorrió los puntos informativos sobre la NBA. Después de vencer a Golden State y antes de caer en desgracia, los californianos se permitieron todavía el lujo de doblegar a los Thunder. En ese duelo, el protagonismo recayó sobre Nick Young, por el triple decisivo a falta de pocos segundos para el bocinazo final y, principalmente, porque el pase que él recogió iba dirigido a su compañero Lou Williams. Sweet Lou, que venía de hacer dos jornadas de 24 y 25 puntos, se convertía en el protagonista indirecto de la noche. El que fuera Mejor Sexto Hombre de la NBA en 2015 veía su nombre asociado a algo de lo que ni era responsable. Simplemente Young, quién sabe las razones, se cruzó en el camino entre la pelota y Williams, la cogió y la enchufó. Williams, después, se lo tomó con humor ante los medios.

Esta historia puede tener un pequeño apéndice en el gran tomo que forma la Leyenda de Lou, una suerte de relatos no escritos pero con aura de legendarios  y que sitúan al protagonista, Lou Williams, en las situaciones más variopintas y surrealistas que se pueda uno imaginar. Y no sólo dentro de la pista, donde un compañero le roba la pelota y el tiro ganador.Fuera de ella, también. Por ejemplo, Williams evitó en la Nochebuena de 2011 una desgracia personal al persuadir, en Filadelfia, a un hombre armado que no tenía pinta ni intención de hacer nada bueno. El sujeto, arma en mano, tocó el cristal de Williams mientras él conducía por las calles de Phila. Pero, gloria bendita, reconoció pronto al entonces jugador de los Sixers, le dijo que le gustaba cómo jugaba y lo que hacía por la comunidad y terminaron los dos en una famosa cadena de hamburgueserías.

Rapero a tiempo parcial, extravagante con las mujeres (salió con dos a la vez con el consentimiento de las interesadas, que compartían tiempo y espacio con su hombre) y amigo de Allen Iverson, quien se convirtió desde sus inicios en los Sixers en su mentor, Williams es uno de esos tipos especiales que pasean su carisma, su talento y su personalidad por la NBA. Y además, es uno de los mejores suplentes que una franquicia puede tener.

James Harden lo pidió

La Barba fue una de las claves para que Lou llegara a Houston en el pasado mercado de febrero. Elegido para guiar de su rol de sexto hombre a los jóvenes Lakers, supera la mitad de la 2016/17 quedaba patente que los chicos de Luke Walton no habían cumplido con las expectativas.

Durante el parón por el pasado All-Star, Williams remató las vacaciones con unos días finales en Atlanta. Allí, como reconocería después a The Undefeated, se encontraba el todavía jugador de los Lakers entrenando con sus viejos amigos del instituto. Un ruido, el de un móvil, molestó a Lou-Will, quien pidió a su colega que lo apagará para poder seguir entrenando. Pero la llamada era del agente del escolta, quien pronto entendió que si alguien se ponía en contacto con su amigo era porque algo gordo había pasado.

En mitad del mercado de traspasos, con su nombre sonando para un buen número de equipos, Williams había sido capaz de irse a entrenar sin prestar atención a su futuro. Y su futuro significaba que acababa de ser traspasado a los Rockets. De la noche a la mañana, el ex de los Sixers, Toronto y Hawks pasaba de no tener aspiraciones en lo que quedaba de curso a optar a hacer algo grande en los playoffs. En un traspaso pedido por la estrella de Houston, James Harden, Williams se colocaba en situación de llegar a la primera final de Conferencia de su historia y de, por qué no, optar por el anillo, a pesar de la dureza del Oeste.

¿Quién es DeMarcus Cousins?

El fichaje se oficializó a menos de tres horas para que los Rockets se midieran a los Pelicans, que acababan de adquirir a DeMarcus Cousins. No hubo problema. Williams se levantó de la siesta y 180 minutos después debutaba con Houston. El resultado, 27 puntos, 7/11 en triples y la capacidad de eclipsar al hombre que había protagonizado el mercado de invierno en la NBA. Ese día, Cousins quedó reducido a poco al lado de Williams.

Serio aspirante al Mejor Sexto Hombre

El nuevo tirador de los Rockets, de paso, seguía opositando al premio de Mejor Sexto Hombre. En sus dieciocho primeros partidos con la franquicia de Houston estaba más o menos con los mismos números que le dieron ese galardón en 2015. Entonces, en 80 partidos, todos como suplente, firmó con los Raptors una media de 15,5 puntos en 25,2 minutos; ahora, con Harden y compañía registraba 14,9 tantos en 25,2 minutos en pista. Esos guarismos, unidos a sus estadísticas en los Lakers 2016/17, las mejores de su carrera con 18,6 puntos en 24,2 minutos, le colocaban con una media de 17,7 créditos en poco menos de media hora (24,4), todo dentro de la regularidad que le ha marcado casi desde sus inicios, en 2005.

En su madurez profesional, Williams ha vivido en sus carnes por primera vez lo que es ser traspasado con la temporada en curso. Pero ha sido una operación beneficiosa, porque le mantiene muy vivo en su carrera por el Mejor Sexto Hombre y, colectivamente, le sitúa en condiciones de optar a algo grande, de palpar de cerca las Finales, el sentido de toda una vida para un jugador de la NBA. Lou es leyenda, pero seguro que a ese relato no le quedaría nada mal un poquito más de historia en los playoffs.


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