Travis Wear: los Lakers y nada más que los Lakers

En abril de 2016, con el Gipuzkoa Basket al borde la muerte deportiva, Travis Wear decide abandonar el barco. Aquello dejó por tierras vascas un mal halo alrededor de la profesionalidad de este alero que ese curso, el 2015-16, había emprendido su primera y hasta la fecha única experiencia en el extranjero. Wear, californiano, de Los Angeles, producto de UCLA y 51 partidos a sus espaldas con los Knicks en la 2014-15, no había salido bien parado de su vuelo a la Liga ACB.

Pero ya saben que en la NBA, en muchas ocasiones, importa poco lo que hayas demostrado, para bien o para mal, en otros lugares. De modo que Wear, en el verano de 2016 y tras jugar Las Vegas Summer con los Lakers, firmaba un contrato con la entidad angelina para la pretemporada. Poca cosa, pero la puerta para un futuro profesional que dos años después sigue ligado la franquicia de oro y púrpura. Con idas y venidas, con más o menos éxito, aquí el listón lo debe poner el propio jugador, Wear ha permanecido en los Lakers. Ha entrado, ha salido y se ha quedado, a su manera, justo en el momento en que muchos jugadores ansían ser parte del equipo, acudir a la llamada de LeBron James, poner una gota de sudor, aunque solo sea una, en la potencial gloria que muchos sueñan se puede avecinar en los próximos años.

La paciencia de permanecer

Desde ese momento de septiembre de 2016 a ahora, casi agosto de 2018, Wear ha conseguido lo que pocos pensaba que lograría: regresar a la NBA. Es complicado, así lo cuenta el relato de la propia liga, que quien sale de la NBA con más pena que gloria, como él hizo al término de la 2014-15 con los Knicks, y luego tampoco luce en el extranjero, pueda regresar a la liga. Wear lo consiguió. Y pongan aquí todos los asteriscos que deseen, pues serán bienvenidos, pero nadie le puede quitar ni negar, sea el contexto que sea, que dos años después de finiquitar sus días en la ACB, este alero más cerca ya de la treintena que de los veinte, haya jugado 17 partidos con los Lakers. Sí, unos Lakers menores, los de la 2017-18. Sí, unos Lakers que a partir de marzo empezaron a probar jugadores, a dar contratos a trabajadores de la G League, con Andre Ingram. A testar hijos de antiguas estrellas, como Gary Payton II.

Sí, todo eso es así, pero también es cierto que con el paso de los años, lo que le servirá a Wear serán esos 17 encuentros, más allá del contexto. Unas citas que recompensaban dos temporadas a la luz, o a la sombra, de contratos exiguos en la G League. Porque cuando fue cortado en la pretemporada de 2016 por los Lakers, Wear se unió a los D-Fenders, luego llamados South Bay Lakers. En ellos, toda la 2016-17 y el premio posterior de jugar Las Vegas Summer League el verano pasado, a la vera de Lonzo Ball y Kyle Kuzma, más jóvenes, también mejores. Y ganarla.

Los Lakers, nada más

No son pocas veces, aquí hemos narrado algunas historias así, en las que los jugadores prefieren quedarse en casa, al abrigo del discreto cheque de la G League, pero de pago seguro. Y siempre con la opción de que te llamen de la NBA, de que alguien te haya visto o de que te sigan de cerca y todo caiga por su propio peso.

Wear decidió continuar en los South Bay Lakers para la 2017-18, 27 años recién cumplidos, como forma de extender el concepto de que cada vez se es menos mayor para estar en la G League, de que cada vez la edad parece importar menos si al fondo está la llamada de la NBA.

Se quedó en la órbita de los Lakers por algo. Y ese algo le dio la razón, convertido una temporada brillante en la G League que le sirvió para representar a los Estados Unidos en partidos de las Ventas FIBA, que le granjeó el reconocimiento como uno de los mejores de la G League, con mención All-Star o el premio al Jugador de la Semana a principios de febrero de 2018 como logros notables, y que, por encima de todo, le sirvió para que los Lakers le extendieran en el citado marzo de 2018 dos contratos de diez días y luego uno hasta final de temporada. En total, por el servicio de 17 partidos y un mes en la NBA, varios miles de dólares, bastantes más que 100.000, lo que ya de por sí justifica aguantar en la G League, lo que ya de por sí hace pensar que se puede hacer carrera entre la liga menor y la NBA.

Contrato dual

Con los Lakers siempre en mente y el mercado tan raquítico como está para ciertos nombres, Wear se aseguró la posibilidad de seguir golpeando a la puerta del Staples Center. Esta semana los Lakers anunciaban que uno de los dos contratos duales que pueden firmar las franquicias NBA por curso era para él. El otro está en manos de Alex Caruso.

“Para Travis Wear es una gran oferta. Tiene la oportunidad de jugar y de estar cerca de una organización joven como los Lakers, con la que está familiarizado y donde realmente se ha hecho un nombre. Los Lakers no dudaron en usar jugadores con contrato dual en el pasado. Son solo 45 días con los Lakers, pero esto le puede llevar a una oportunidad más grande”, apunta a nbamaniacs Adam Johnson, experto en G League y editor del portal 2 Ways & 10 Days.

Así, a Wear, 4,4 puntos de media en su corta estancia en los Lakers, se le abre quizá no una puerta para permanecer en los Lakers, pero sí una pequeña rendija, de 45 días de duración máxima, que es lo que permite los Two-Way Contracts. El resto, tiempo de G League, que él sabe de sobra de qué se trata y que, necesariamente le tiene que compensar. Wear, a todos los efectos jugador de tercer año, presumiblemente recibirá por cada día que pase en la disciplina de los Lakers una prorrata del sueldo mínimo para un jugador de su experiencia. En su caso, unos 9.000 euros por jornada NBA. Necesariamente compensa.


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