‘Tampering’: negociaciones ilegales en la NBA

El tampering ocurre cuando un jugador o una franquicia, directa o indirectamente, contacta o persuade a otro jugador, entrenador o general manager, bajo contrato con otro equipo, para hacerse con sus servicios. Es decir, un empleado de una franquicia con contrato en vigor con la misma no puede directamente establecer contactos con otra entidad de la NBA para cambiar de destino laboral.

La NBA es consciente de estas prácticas de tampering, pero lo cierto es que no suele actuar hasta que no haya una denuncia por parte de una franquicia afectada. A mediados de agosto de 2017 tuvimos un claro ejemplo de posible tampering, cuando los Pacers denunciaron formalmente ante la NBA a los Lakers por sus prácticas con Paul George. El alero había anunciado en junio de ese año que no tenía intención de seguir en Indiana más allá de 2018. Aquello situó a George en el mercado y los Pacers consideraron entonces que los Lakers habían ido contra las normas de la liga, es decir, se habrían puesto en contacto con George para preparar su fichaje futuro de diferentes maneras, por diferentes vías y sin tener permitido hacerlo.

Las normas en este caso para la NBA son claras: los equipos no pueden hablar sobre posibles fichajes con jugadores que tienen contrato con otros equipos, pero los directivos de las franquicias se las saltan. La agencia libre se abre el 1 de julio y es entonces, y no antes, cuando un jugador que haya terminado contrato con un equipo puede entablar contacto con otras franquicias. Sin embargo, el hecho de que ese mismo 1 de julio muchos planteles anuncien acuerdos con agentes libres deja entrever que las leyes han sido vulneradas, que ha habido contactos previos, y por tanto ha existido tampering.

En el citado caso de George y los Lakers, el enfado de Indiana fue mayor porque su entonces jugador no acababa contrato el 30 de junio de ese 2017, sino que le restaba un contrato más largo, lo que dio más motivos para la denuncia.

Multas, sanciones y ejemplos históricos

Las multas económicas se establecen a partir de 50.000 dólares. El de George por supuesto que no es el único caso de tampering o de denuncia del mismo. Antes, existieron otros, penalizados formalmente por la NBA. Por ejemplo, en 1995, la liga descubrió que Miami Heat estaban negociando con Pat Riley para incorporarle como entrenador. Riley dirigía entonces a los Knicks y los Heat asumieron pagar 1 millón de dólares a New York además de darles su primera ronda de Draft de 1996.

La liga también ha llegado a multar a franquicias, como los Hawks, Kings o Rockets, que en diversos momentos hablaron del futuro de jugadores que no eran suyos y que iban a ser agentes libres en ese mes de julio, pero que en el momento en el que se refirieron a ellos todavía estaban bajo contrato con otros equipos.

Por tanto, tanto entrenadores, como franquicias y jugadores tienen que ser muy cuidadosos a la hora de referirse al porvenir de otros miembros de la liga que no forman parte de su organización. Sin embargo, en el caso concreto de los propios jugadores, la NBA es más flexible cuando uno menciona o habla del futuro de otro compañero que no es de su mismo plantel y no suele actuar contra esta práctica por ser un hecho común y ciertamente extendido.