Hay una norma no escrita en la NBA, y cada vez más extendida al baloncesto FIBA, que habla de que si no hay nada en juego, la última posesión de un partido sentenciado no se disputa. Lo conveniente, por deportividad, respeto o vaya usted a saber qué, es sobrepasar el medio campo y quedarse botando la bola hasta que todo acabe.
Ayer, en el Nuggets-Celtics que terminó con triunfo de los locales por 115-107, los últimos segundos marcaban ese contexto. Pelota para Denver, todo decidido, calma… ¿verdad? Pues Jamal Murray pensaba lo contrario. Y derecho tenía para ello. Y es que después de hacer la noche de su vida, con 48 puntos, pensó que el último tiro podría llevarle un poco más lejos, a irse por encima de la barrera de los 50 puntos. Así que con los Celtics de brazos caídos y el público de Denver abucheando porque deseaba que se jugase esa pelota, Murray recibió y apurando la bocina, sin oposición real, tiró un triple rápido que de haber entrado le habría permitido cerrar la noche en 51 puntos. Falló. Y esto, la jugada, provocó el enfado de su rival, Kyrie Irving, que cogió el esférico y lo lanzó a la grada.
Jamal Murray really wanted 50 😂 pic.twitter.com/19scaSA6Or
— Dime (@DimeUPROXX) 6 de noviembre de 2018
“¿A qué clase de competidor no le molestaría?”, apuntó el base de Boston a los medios tras el encuentro. “No quiero hacer algo grande de esto. Obviamente estaba enfadado por el partido, pero es momento de olvidarlo y seguir adelante”, explicaba Irving sobre lo sucedido. “Enhorabuena para él por sus 48 puntos. Lo hizo muy bien contra nosotros. Nuestra defensa tiene que ser mejor contra un jugador así. Fue nuestra principal preocupación toda la noche y nos lo hizo pagar muy caro”, abundó el de los Celtics, que se guardó un recordatorio final para Murray tras el elogio. Una explicación de por qué lanzó la bola a la grada. “Un movimiento de mierda como ese merecía que la bola terminara entre la gente”.