Anthony Edwards está en la pelea por ser el número 1 del draft que se celebra en horas. Este proyecto de la Universidad de Georgia pugnará con LaMelo Ball por tal honor que supondría el primer golpe de confianza para su carrera. Cualidades para hacerlo bien en su primer año no le faltan, aunque claro está que eso dependerá de muchos factores. La confianza que depositen en él, el contexto en el que se mueva, esquivar las lesiones… En cualquier caso, hará falta tiempo para que crezca y explote todo su potencial, algo para lo que de igual modo influirá su dedicación y empeño en ello. Por ahora, Edwards admite que pese a estar centrado en el baloncesto, ver partidos cuando no está jugando no es algo que forme habitualmente parte de su tiempo libre.
«Todavía no me gusta mucho verlo. Me encanta el baloncesto… El baloncesto está en mi corazón, pero yo empecé en el fútbol americano y es algo que nunca olvidaré. Pero me malinterpretes, el baloncesto es mi prioridad. Siento que me ayudará a superar muchas de las cosas a las que me enfrente. Es lo que hago. Es un trabajo. Siento que estoy trabajando en ello ahora mismo. Me encanta», comenta en una entrevista con Alex Scarborough de ESPN.
Son 19 años, está empezando y le gusta otro deporte además del baloncesto. Las palabras que ha pronunciado han hecho que se produzcan algunas críticas sobre su interés en el deporte de la canasta; sin embargo, no cabe duda de que ya acabe en un equipo u otro trabajará por mejorar –ya lo estará haciendo–. Casos como el de Kobe Bryant u otros jugadores que vivían literalmente obsesionados con subir peldaños hasta ser el mejor son la anomalía.
LaMelo, en su salsa
El principal contrincante de Edwards por ser el primero en escuchar esta noche su nombre (desde casa) es LaMelo Ball. El pequeño de los tres hermanos ha ido ganando puntos en las últimas semanas para ser el elegido por Minnesota Timberwolves. ¿Le preocupa? ¿Cree que aumentará la presión? Para nada. LaMelo está cómodo, tanto como para señalar que ha nacido justo para esto. Tener confianza en sí mismo siempre irá a su favor. Cuestión diferente es que después pueda trasladarla al parqué.
(Fotografía de Carmen Mandato/Getty Images)