Así se gestó, en horas, la llegada de Cousins a los Warriors

DeMarcus Cousins jugará en Golden State Warriors. Esa es la noticia que ha dejado a propios y extraños con la boca abierta, y no sin razón. Hablamos de un equipo que ha ganado tres anillos en los últimos cuatro años, que tiene en su plantilla cuatro All-Stars y que antes de que llegase Cousins, también All-Star, ya era favorito a ganar de nuevo en 2019. Con todos esos datos las críticas –y la decepción– han corrido entre los aficionados de la NBA, los cuales entienden en gran número que esto termina por desvirtuar la competición. Puede ser cierto, pero no lo es menos que Cousins, lesionado de gravedad, no parecía tener más salidas. Esta es la historia de cómo se fraguó su fichaje, por The Undefeated.

Siendo agente libre sin restricciones, y pese a estar recuperándose de una rotura en el tendón de Aquiles, se esperaba que Cousins fuese una pieza codiciada en la agencia libre. Está lesionado y no tiene un buen historial emocional, pero eso no borra que mientras jugó en la temporada 2017-18 promedió 25,2 puntos, 12,9 rebotes y 5,4 asistencias. De poco le sirvieron esos números. A las 5 de la mañana despertaba en su casa sin llamadas entrantes. «Me quedé impactado. No lo creía. Fue una noche áspera y bastante emotiva», comenta al citado medio.

Con cierta sensación de olvido cogió el teléfono y tomó las riendas de su futuro. Llamó a su antiguo agente, Jarinn Akana, y le comentó la idea que le rondaba por la cabeza, llamar a los Warriors y ver si estaban interesados en firmarlo con una excepción de nivel medio. «Estaba jodido y le dije a Jarinn: ‘Hagamos una llamada’. Estaba conmocionado. Fue muy insultante no recibir una oferta. Pero lo entiendo. Estaba preparado para eso».

Y llamó. Alrededor de las 8 de la mañana marcaba el número de Bob Myers, general manager de los Warriors, quien por supuesto respondió a tal reclamo con entusiasmo. Sí, los campeones estaban a punto de hacerse con uno de los mejores pívots de la NBA por caprichos del destino. Porque antes de lesionarse se encaminaba a una extensión con Pelicans de 5 años y 150 millones de dólares, un escenario que se había esfumado; tanto es así que New Orleans firmaba a Julius Randle.

Con la respuesta afirmativa de Myers, Cousins decidió ponerse en contacto con quienes podrían ser sus compañeros. Así, habló con Kevin Durant, Stephen Curry y Draymond Green, quien se encontraba de vacaciones en Grecia. Todos recibieron con ilusión la posibilidad de tener a Cousins junto a ellos. «Steph estaba tan emocionado. Todos y cada uno de los chicos estaban emocionados», explica Cousins.

Doce horas

Cousins se despertó a las cinco de la mañana y a las cinco de la tarde ya tenía tomada su decisión. Cuestionado por qué equipos querían hacerse con sus servicios en el momento de elegir, prefiere no comentar nada. Con el respaldo de la plana mayor del vestuario de Oakland llamó nuevamente a Myers y le dijo que aceptaba la excepción de nivel medio. «Fue mi as de picas. Fue mi jugada de ajedrez», sentencia un Cousins feliz por unirse a los actuales campeones.


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