Griffin: «No merecía descansar este verano»

Imputado, reo y condenado. Blake Griffin, en un ataque de visceralidad, se fastidió la mano y le fastidió aún más la cara a un utillero y amigo de L.A. Clippers. A partir de ahí, una temporada que apuntaba alto comenzó tambalearse hasta caer.

El ‘4’ volvió en un ambiente cargado. Cargado de cierto enojo, de cierta suspicacia de su entorno y de su afición contra él por lo sucedido en aquel restaurante. Sin embargo, ahí estaban los Playoffs para solucionarlo todo; el anillo curaría cualquier mal. Pero, influenciado o no por el parón físico, Griffin volvió a lesionarse, esta vez durante un partido, esta vez en el cuádriceps y esta vez para lo que restaba de temporada —JJ.OO incluidos—.

Los rumores se han quedado en rumores,  y el dunker vuelve a la disciplina de Doc Rivers un curso más con la intención de hacer borrón y cuenta nueva. Pues, los años pasan, Chris Paul envejece —los genes de Jamal Crawford a su bola—, DeAndre, en el ‘Mejor quinteto del año’, sigue ahí; pero el anillo se resiste. No hay tiempo que perder.

«Me tomé una semana de descanso después de la operación, luego empecé la rehabilitación y no he parado desde entonces», ha dicho Griffin en el podcast de The Vertical en el que ha intervenido junto con su compañero de equipo, J.J Redick. «Acabo de regresar de mis vacaciones. Me he tomado en total dos semanas de descanso en todo el verano. En mi mente, sin embargo, no merecía descansar este verano».

Vuelta a la carga

La inspiración y la ética de trabajo, dice, le vienen de familia. «Siempre he dicho que mis padres son las dos personas más trabajadoras que he conocido. Mi padre solía ver a levantarse a las 7 am y se iba a enseñar y a entrenar al instituto, el cuál es un trabajo un tanto ingrato. Después, tras todo el día entrenando y enseñando, volver a casa y tenía un segundo trabajo. Mi madre y mi hermano eran más de lo mismo».

Así, Blake, número 1 la promoción 2009, no podía desentonar. «Cuando [su hermano] empezó a ser reclutado y seguido por los ojeadores —Taylor Griffin, actualmente en las filas de los Santa Cruz Warriors de la D-League— le vi tomarse muy en serio el baloncesto. Él iba al gimnasio y pasaba allí cuatro horas al día. Y pensé que eso era exactamente lo que se suponía que tenía que hacer yo también».

Blake metió la pata, pero ya está fuera del hoyo. Ha salido del bunker y pisa rough de nuevo. Es trabajador, mejora en algo cada año. Y con ‘Doc’, Reddick, Crawford, Rivers Jr., Paul, lo que sube al barco —Speights, Bass, Stone… es hora de volver a mirar, y con más ambición que nunca, al green; donde aguarda ese agujero, ese pequeño círculo con forma de sortija.


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