Blake Griffin se enteró de que había sido traspasado casi a la vez que prensa y aficionados. Aunque el único equipo que había conocido hasta ahora en su carrera eran los Clippers, llegando incluso a firmar su renovación el pasado mes de julio, en la gerencia angelina no entendieron necesario comunicarle que estaban negociando su traspaso; tanto es así que la sorpresa para el ala-pívot fue mayúscula.
«Conmocionado es una buena forma de definir cómo me sentí. No sabía nada. Casi lo descubrí a la vez que todos los demás se enteraron. Realmente fue un segundo lo que tardé en entender lo que pasaba. Y bueno, está bien, todo cambia», ha comentado durante su presentación con los Pistons.
La realidad es que se trata de un giro brusco en su carrera, sobre todo después de haberse comprometido con los californianos hasta 2022. Sin embargo, admite que la rápida conversación que mantuvo con su nuevo entrenador, Stan Van Gundy, le hizo centrarse de inmediato.
«Una vez superado el shock inicial tuve la oportunidad de hablar con Stan Van Gundy. Pude conversar con él y una vez que empiezas a tratar sobre baloncesto tu mente sitúa rápidamente. Esa misma noche miré algunos vídeos para familiarizarme con el equipo. Ahora solo pienso en trabajar y ser parte de esta franquicia».
Nada de vetos
Cuestionado por su nuevo equipo y por la posibilidad de haber incluido en su contrato con Clippers una cláusula anti-traspaso, Griffin asegura estar feliz por jugar en un equipo que le quiere. «No me arrepiento de no tener esa cláusula. Quiero jugar para una organización que desee que esté con ellos, y claramente ahora estoy en una que así lo quiere. Tener esa opción a veto es algo que se planteó, pero finalmente no se hizo. Este es el lugar en el que quiero estar. No le veo ventajas a estar atrapado en un sitio donde ya nada funcionaría», concluye.