Ni una copia falsa del ‘top manta’. Ni eso llegó a Atlanta del Tim Hardaway Jr. que conocimos en el Nueva York. En su estadía en los Knicks, podía presumir de considerarse uno de los robos del draft. Pues, elegido en el puesto 24º, sus números e impacto en cancha hablaban de que debía haber sido elegido varios picks por encima.
Sendas temporadas por encima de los diez puntos por encuentro y con toda la juventud del mundo de su lado —23 años— indicaban que los Hawks no estaban haciendo un mal negocio cuando lo añadieron a sus filas. Cierto aire protagonista, actitud frenética y un número excesivo de tiros para su escasa experiencia, eran quizás sus mayores handicaps. Pero nada que el tiempo no solucionara. Lo importante es que había demostrado que baloncesto guardaba a borbotones.
Baloncesto que parecía haber perdido en su mudanza a su nuevo destino. Como quien pierde las maletas en compañías low cost, nadie se explicaba donde había ido a parar algo tan sólido. Su talento, su agresividad, su carácter en cancha, había desaparecido. 15,4 minutos, y 4,7 puntos; no podía ser.
Por fin continuidad
No podía ser y de hecho está empezando a dejar de serlo. En el bullying que ejercieron los Hawks frente a los 76ers el pasado miércoles, Hardaway registró sus mejores cifras de la temporada en seis columnas distintas. Con ese choque ya acumula 16 partidos consecutivos jugando, tras no oler el parquet más que en cuatro de los primeros treinta y cinco.
«Te ganas la confianza de tus compañeros, te ganas la confianza de tu entrenador», han sido las palabras de Mike Budenholzer para The Atlanta Journal-Constitution. «Él [Hardaway] está haciendo todas esas pequeñas cosas que le hacen conseguirla».
Ante Philadelphia anotó 13 puntos capturó 7 rebotes y dió 4 asistencias. Su mejor anotación venía de hacerla en el encuentro anterior, con diez tantos ante los Heat. Por fin ha irrumpido en la rotación. «Se trata de jugar duro», afirma el propio jugador. «Tienes que correr la pista y tomar las decisiones correctas cuando estás ahí. Simplemente has de seguir compitiendo. Puedes cometer errores en ataque, pero puedes controlar lo que haces en la defensa».
Precisamente su tenacidad atrás, algo por lo que no destacó en el Madison, es lo que le ha abierto, según su técnico, las puertas de la rotación. «Estamos muy contentos de como está defendiendo. Creo que ha mejorado mucho en ese lado de la cancha, y como ha defendido las situaciones de pick and roll así como los bloqueos. Hay una concentración, un esfuerzo. Creo que la gente no aprecia su físico», concluye el coach.
Gran noticia sería sin duda añadir otra pieza fiable en ambos lados de la cancha para aportar frescura a una segunda unidad de los Hawks que, a pesar de gozar de profundidad, no va demasiado sobrada de talento y se sostiene más en su colaboración y trabajo grupal.