Pese a que Kentavious Caldwell-Pope dio el susto en la victoria de los Lakers ante los Suns al poner rumbo a vestuarios antes de tiempo con problemas en la rodilla izquierda, parece que la situación del escolta finalmente no es tan grave como podía temerse. La resonancia realizada en la tarde del viernes ha descartado que haya algún daño estructural en la articulación, y todo parece haberse quedado en una contusión, según informa Dave McMenamin, periodista de ESPN. Por tanto, la situación del escolta se irá evaluando día a día, y a lo largo de la jornada de hoy se determinará si es apto para jugar el Game 4 el domingo.
Pope sufrió su dolencia en el tercer cuarto del encuentro, en el que tuvo una pequeña caída que no parecía más que un simple tropezón mientras defendía a Devin Booker. No obstante, cuando se levantó y trató de continuar su defensa, comenzó a cojear de forma clara, lo que obligó a Vogel a pedir tiempo muerto para sustituirle. «Sentí dolor en cuanto chocamos. Fue lo suficientemente doloroso como para no poder terminar el partido» comentó.
Pese a que sus 4 puntos por partido y su terrible 7,7% de acierto en triples hacen que su aportación ofensiva diste mucho de la que tuvo en los pasados playoffs, Caldwell-Pope ha sido una pieza fundamental en la defensa de los Lakers en estos tres encuentros. Ha sido el encargado de tratar de frenar a Booker durante muchos minutos, y aunque es prácticamente imposible anular por completo a un jugador como Devin, ha conseguido generarle complicaciones y hacer que la ofensiva de los Suns se resienta notablemente. Veremos cómo resuelve los angelinos su ausencia si esta termina confirmándose, ya que si vuelven a mantener al escolta en los mismos números que en el tercer partido (19 puntos, 6/19 en tiro) tendrán muchas opciones de dejar la serie encarrilada.
(Fotografía de portada: Christian Petersen/Getty Images)