La luz empieza a verse al final del túnel de Cameron Payne. Tras fracturarse el quinto metatarsiano del pie derecho antes de verano y ver como a un mes de iniciar el actual curso sufría una lesión similar, el base formado en Murray State vive los últimos días antes de regresar a las pistas.
Según se ha informado desde los medios locales, Payne tiene previsto volver a jugar a partir del próximo 7 de enero; sin embargo, los Thunder no quieren que su vuelta se vea truncada por tan largo periodo de inactividad -no juega desde el 24 de mayo de 2016-, por lo que han decidido que se una durante los siguientes días a la disciplina de los Oklahoma City Blue de la NBADL, informa Marc J. Spears de ESPN.
Su retorno debe suponer sin duda una bomba de oxígeno para Russell Westbrook, quien pese a mostrarse inconmensurable hasta la fecha, agradecerá ver como desde la segunda unidad aparece un base puro; algo con lo que por el momento no han contado este año.
Destellos de rookie
La primera campaña de Cameron Payne en la NBA sirvió para que viésemos parte de lo que puede llegar a ser. Sin que sus números fuesen excesivamente brillantes -firmó 5 puntos, 1,9 asistencias y 1,5 rebotes en 12,2 minutos por noche-, sí que demostró personalidad y descaro para conducir a la segunda unidad de OKC.