DeMarcus Cousins no va a rendirse. El pasado sábado ante Houston Rockets sufrió una de las peores lesiones que puede tener un jugador de baloncesto. Apenas quedaban segundos para que concluyese el choque y al caer tras el salto por un rebote se rompía el tendón de Aquiles, lesión que le convierte en baja para lo que resta de campaña y en duda para iniciar la siguiente.
Momento duro para este jugador formado en Kentucky. Tras seis años persiguiendo en Sacramento unos playoffs que nunca llegaron, este parecía que sería el de su debut en una postemporada, ya que los Pelicans vivían cómodamente en esos puestos dentro de la Conferencia Oeste. No será así. Pese a ello, promete volver y seguir dando guerra, algo que ha recalcado a través de su cuenta de Twitter.
«No voy a mentir, ¡esto es una mierda! Nunca he tenido una lesión de esta magnitud en mi vida, pero nada de lo que he conseguido ha sido de manera sencilla. Solo he conseguido las cosas trabajando duro y no creo que vaya a cambiar ahora. Superaré esto y demostraré de lo que soy capaz. Quiero agradecer a todos el apoyo y los mensajes llenos de energía que habéis hecho llegar. También os pido que os unáis a mí en este viaje de vuelta para jugar al deporte que amo. Hasta pronto…».
En su mejor momento
Cousins nos tenía acostumbrados a hacer cosas increíbles en los primeros años de su carrera, pero no por ello se detuvo ahí. Formando una pareja devastadora junto a Anthony Davis, su potencial llegó a su máximo apogeo esta temporada para lograr un promedio de 25,2puntos, 12,9 rebotes y 5,4 asistencias por partido. En las últimas 50 temporadas son números que solo han atesorado otros cuatro jugadores en la liga y todos ellos se hicieron con el MVP.