Christmas Day. La última vez que nuestros ojos pudieron ver moverse a Blake Griffin dentro de una cancha.
Ha llovido como quien dice, después de que el ala-pívot se lesionase en su pierna izquierda y las únicas novedades que ha habido al respecto es que evoluciona day-to-day y no se le forzará para un regreso.
Cómo haya reaccionado el equipo con la pérdida de uno de sus puntales es otro tema de interesante análisis, pero ahora lo que parece inquietar es la falta de una respuesta más o menos unitaria acerca de cuándo Griffin estará de vuelta por los parqués de la liga.
Si le preguntamos a su entrenador, Doc Rivers se muestra bastante conservador y ni siquiera establece una fecha aproximada: «Él ya está corriendo, lo cual es genial. Se le veía bien ayer [jueves] en el gimnasio, pero creo que aún le queda tiempo. No sé qué significa eso [en tiempo], pero no creo que debamos esperarle a corto plazo».
En cambio, si se decide enchufar el micrófono en la dirección del jugador, el discurso parece algo distinto y esperanzador, ya que espera estar en la gira de cinco partidos por el Este que los Clippers comienzan el próximo jueves.
Sea como fuere, lo cierto es que la prudencia señala que ni cuerpo técnico ni jugador forzarán la situación ante el miedo a una recaída, y su vuelta ya dependerá de las sensaciones que el mismo Griffin vaya sintiendo según vaya probándose en los entrenos previos.