D.J. Augustin, el líder silencioso de la sorpresa del fin de semana

Quien está acostumbrado a dramas superiores, quizá considere que un partido de baloncesto, sea de la entidad que sea, es algo diferente, una manera de huir de los problemas y no de tenerlos. D.J. Augustin sabe lo que es perderlo todo, la casa, las raíces, incluso la silla y la pista en tu instituto de siempre, porque el Huracán Katrina se lo llevó todo en 2005. Su casa de New Orleans, su vida en el Brother Martin de NOLA. Hasta el punto que tuvo que recolocarse en Houston y terminar sus estudios de High School ahí, en Hightower, para después continuar en su nueva tierra texana , en la Universidad de Texas, donde después de dos cursos salió disparado hacia el Draft de 2008, número 9.

De aquella elección se cumplen en 2019 once años. Un mundo, una vida entera casi en el plano deportivo que ha Augustin le ha valido para ganar más de 40 millones de dólares en contrato y para consolidarse como una de esas piezas que solemos denominar como solventes. Nunca fue una estrella el base de New Orleans, no al uso de lo que quizá se pudiera esperar de un Top-10 del Draft, pero en Charlotte, en su rol de secundario en esos Pacers que llegaron a las Finales del Este en 2013, en OKC, en Denver, en Chicago o en Toronto siempre estuvo ahí. Más puntos, menos, más carne de traspaso, mayor o menor importancia en las rotaciones… pero nadie le sacaba de la rueda de la NBA.

Orlando, la madurez

En la lluvia de millones de julio de 2016, con muchísimos jugadores amasando nóminas por encima de sus capacidades sobre la pista, D.J. hizo lo que pudo. Acordó en esa agencia libre de excesos un contrato modesto, si se compara con otros nombres de menores prestaciones: 29 millones por cuatro cursos, todo garantizado.

Ahora, en 2019, Augustin ha superado el ecuador de ese acuerdo. Y lo hace como pieza esencial de unos Magic donde las palabras menor y complejo  no existen. El base empezó su andadura en Florida con 20 de 78 partidos posibles como titular; luego fueron 36 de 75 en la 2017-18; ahora, 81 de 81 en la mágica 2018-19 de los Magic, que han vuelto a los playoffs, coto que no pisaban desde 2012.

Y Augustin, del que quizá no se habla tanto como mereciera para un base 11,7 puntos y 5,3 asistencias en la Temporada Regular y que, por encima de los números, ha sido el timón y el eje conductor de Orlando en la pista, terminó por alzar la voz en Toronto. Sus 25 puntos y 6 asistencias en un duelo de post temporada bien valen un aplauso.

El triple final para silenciar a Ontario entero, merece otra cosa. Merece que se hable de alguien que no es una estrella, pero al que tampoco le hace falta. La sobriedad y las ideas claras de unos Magic que no estaban llamados a casi nada por casi todo el mundo está representada por D.J. Y el 0-1 tiene su firma. La presión es de los Raptors, aunque los focos quizá ya sí se pongan en el segundo partido en el héroe de los Magic, en un perfil perfecto de madurez profesional, de estar en esos años que no siempre son eternos, en los que un jugador alcanza su tope en todo. Augustin anda por ese camino.

(Fotografía de portada: Vaughn Ridley/Getty Images)


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