Durante los últimos cinco meses se ha hablado de la adaptación de Damian Lillard a los Bucks en términos relacionados con el baloncesto. ¿Serán él y Giannis la pareja perfecta? ¿Aceptará Damian Lillard ser el primer espada? ¿Cómo encontrará el equipo equilibrio defensivo teniendo en cuenta las carencias de Dame?
Todas estas incertidumbres, sumadas al reciente cambio en el banquillo, están en proceso de resolución según apunta el propio Lillard. Lo que queda en un segundo plano, por estar lejos de la cancha, es cómo está gestionando el base su vida personal. En los últimos días el ex de los Blazers ha concedido charlas con Sports Illustrated y el Milwaukee Journal-Sentinel. Y, más allá de analizar el momento del equipo, su encaje con Antetokounmpo y el nuevo enfoque de Doc Rivers, Lillard señala la soledad como un factor diferencial en su estancia en Milwaukee.
«Estar lejos de tus hijos, para alguien tan cercano a ellos como yo, es duro», admite el base. «En Portland tengo a toda mi familia. Mi mujer, mis hijos. Mi madre y mi hermano vivían en la misma calle que yo. Todos mis primos y mis amigos viven allí. Después de los partidos salía a cenar y a compartir tiempo con ellos. Me siento solo porque soy un hombre muy familiar. Pero son las consecuencias de haber tomado una decisión como hombre adulto».
«No tengo mucha vida aquí»
A mediados de los 70, Kareem Abdul-Jabbar comenzó a mover el avispero para salir de los Bucks buscando una ciudad más adecuada para un urbanita como él. Casi 50 años después, parece que la oferta de ocio de la capital de Wisconsin continúa siendo escasa. «Mi vida aquí es ir a entrenar, volver a casa, ver boxeo y jugar videojuegos. Refresco el canal de YouTube de FightHype como 100 veces al día para ver si hay nuevo contenido. La verdad es que no tengo mucha vida aquí», detalla.
Lillard está protagonizando una de las temporadas más inconsistentes de su carrera. Especialmente desde el tiro exterior, alfa y omega de su juego y el arma que le convertía, sobre el papel, en un complemento perfecto para Giannis en el ataque. El 34% que promedia desde el triple es la peor cifra del base en una temporada completa desde que llegase a la NBA. Y su 42,5% en tiros de campo, el porcentaje más bajo de acierto desde la 2015-16. Quizás buena parte de esto se pueda explicar en base a situaciones de cancha y vestuario. Pero también cabría atribuirle parte de culpa a lo que va más allá del pabellón.
(Fotografía de portada de Tim Nwachukwu/Getty Images)
