La temporada de Darius Garland empezó con mal pie. El base apenas había jugado una docena de minutos en el debut ante los Toronto Raptors cuando Gary Trent Jr. soltó un manotazo que acabó involuntariamente en el ojo izquierdo del de los Cavs. Desde fuera, todo parecía un percance menor, pero Garland no pudo terminar el encuentro y se ha perdido cinco encuentros. Ahora, con su regreso, el jugador revela la gravedad que podría haber tenido el asunto. «Me asusté mucho. Sentí sangre derramándose por mi ojo y me puse muy nervioso» dice en rueda de prensa.
El de Cleveland regresó ayer sin dar pistas sobre su ausencia, anotando 29 puntos y repartiendo 12 asistencias en la victoria en la prórroga ante los Celtics. Sin embargo, tras el altercado de Toronto, los médicos y él dieron por hecho que debería pasar por quirófano. «Estaba listo para la cirugía. Esperaba operarme y estar al menos dos meses de baja, pero por suerte estoy aquí con mis dos ojos sanos». Garland también ha aclarado que habló con Trent Jr., quien obviamente se disculpó. «Estamos en la misma agencia así que hablamos bastante. Me dijo que era su culpa, pero son cosas que pasan en baloncesto. Parte del juego».
En principio se barajó la opción de que Garland utilizase gafas especiales para volver a disputar los encuentros. La luz le molestaba y se tenía miedo de un nuevo golpe en la zona. Pero ayer pudo jugar sin ellas y con total normalidad. Durante su ausencia, los Cavaliers no han dejado de pisar el acelerador, ganando cada uno de sus partidos para registrar un 5-1 de balance. El gran rendimiento de Donovan Mitchell en solitario ha mantenido sobradamente a los de Ohio, y si había dudas del encaje de la pareja exterior con tan poca muestra, ayer se disiparon todas.
(Fotografía de portada de Jason Miller/Getty Images)
