Devin Booker es una estrella de la NBA. Su paso por la burbuja de Orlando estuvo marcado por impresionantes actuaciones entre las que destacó aquella en la que anotó en el último segundo para vencer a Los Angeles Clippers. Su gran labor ayudó a que Phoenix Suns fuese una de las sensaciones en los seeding games de la reanudación de la temporada; tanto es así que completaron su actuación con un balance de 8-0.
A estas alturas nadie duda de su valía. En la última temporada promedió 26,6 puntos, 6,5 asistencias y 4,2 rebotes, siendo además All-Star por primera vez en su carrera. Pero… ¿Qué ocurría en 2015? Formado en la Universidad de Kentucky, Booker se presentaba al draft como un gran talento, algo que no le sirvió para ser elegido antes del puesto 13, en el cual Phoenix se hizo con sus servicios. Poco después de su selección en Arizona se dieron cuenta del gran jugador que tenía, pero en un primer momento no se entendió que Earl Watson, por entonces entrenador jefe del equipo, le diera la titularidad. Así lo explica él mismo.
«Tuve la oportunidad de hacerlo entrar más lentamente. Acababan de comprometer 140 millones de dólares entre Eric Bledsoe y Brandon Knight para que formasen el backcourt titular. Cuando puse a Devin Booker de titular fue una sorpresa en plan: ‘¿qué está haciendo? No vamos a pagar 70 millones a Brandon Knight para que salga desde el banquillo. La gente pensaba que estaba loco», comenta en el podcast de Gilbert Arenas.
Watson no hizo más que su trabajo. Más allá de aplicaciones tácticas y de sistema, a un técnico se le paga para que tome decisiones, y la de dar su sitio a un chico recién llegado y confiar en él es quizás una de las más arriesgadas. Años después –solo cinco– a la vista está que Watson había acertado en su pronóstico. Booker es hoy día el mejor jugador de los Suns y uno de los mejores anotadores de la NBA. Y sí, aún tiene margen para dar algunos pasos más en su juego.
(Fotografía de Christian Petersen/Getty Images)