El banquillo de los Wizards hace puré a Denver

Se nos acaban las Cenicientas. Rachas de cuatro triunfos seguidos en San Francisco; Knicks y Cavs tumbando algún que otro gigante; Atlanta dando una de cal por cada seis de arena; Memphis con pinta de contender ante los Clippers… no parece éste un año de duelos fáciles, de treguas en el calendario ni de tardes de Groupon en el spa de la zona baja de la clasificación.

Estamos en enero y nadie tankea, ni descarada ni discretamente. Todos quieren ganar cada noche y lo intentan en la medida de sus posibilidades. A falta de una sola alegría más en casa de Golden State, se nos terminan las franquicias con un sólo dígito en el casillero de los triunfos. Atrás quedan los tiempos infames donde Knicks, Suns o 76ers avergonzaban sus escudos ante los ojos de toda la Liga.

Y así nos encontramos con que las sorpresas lo son cada vez menos. Las casas de apuestas deben andar con pies de plomo con las cuotas, pues dar la campanada ha pasado a convertirse en algo asequible y habitual. Los Washington Wizards sin Bradley Beal, Rui Hachimura (ni por supuesto John Wall), y con un Isaiah Thomas a años luz de su nivel MVP de Boston (aunque está tirando de tres mejor que nunca [41,6%]), lograron doblegar anoche a los Denver Nuggets, uno de los favoritos del Oeste, 128 a 114.

Las rarezas de Brooks

Scott Brooks puede gustarte más o menos, pero lo que lleva dejando claro toda su trayectoria al frente de los banquillos es que es un técnico singular, con costumbres poco ortodoxas a la hora de manejar sus rotaciones. Su planteamiento de ayer es digno de estudio.

Jugó con una rotación de diez hombres; sus titulares (Williams, Mahinmi, Payton II, McRae y Thomas) sumaron un total de de 107 minutos en pista, siendo Jonhathan Williams –un jugador bajo contrato de diez días que ha sido cortado hoy mismo a pesar de sus 12 puntos y 8 rebotes–, con 31 minutos, su máximo exponente tanto en puntos como en tiempo en cancha.

Y los suplentes (Pasecniks, Smith Matthew, Brown Jr. y Bonga… tela), un global de 147. Y en cuanto a aportación al marcador, 36 puntos del quinteto inicial por los 92 de la segunda unidad, segunda mejor marca de un banquillo en la historia de la NBA. Difícil decidir qué es más extravagante y meritorio, si esto o ser capaz de imponerse a los Nuggets con semejante plantilla a su disposición.

En todo caso, Ish Smith, acostumbrado a revolucionar los partidos durante toda su carrera desde el banquillo, a través de acelerones y frenazos que son un lujo para el espectador y un martirio para las cinturas rivales, tuvo ante Denver su mejor actuación ofensiva en diez años.

32 puntos y 8 asistencias, en un 15 de 24 en tiros de campo; once de ellos, además, en un lapso de cinco minutos en el último cuarto, para un parcial de 19-2 que servía para romper un encuentro hasta entonces igualado.

«Ha sido increíble», decía su compañero Brown Jr., autor de otros 25 tantos, también mejor marca personal. «Literalmente al final era en plan ‘dadle la bola a Ish y apartaos'».

El sensacional papel del banquillo de los Wizards dejó en balde los 39 puntos de Jamal Murray o el casi triple-doble de Nikola Jokic (14/10/8). La escasa puntería desde el triple (6 de 29) tuvo bastante que ver.

A pesar de la derrota los Nuggets mantienen la segunda plaza del Oeste, aunque ya empatados con los Houston Rockets (24-11), y con Clippers, Utah y Dallas pisándoles los talones.

(Fotografía de portada de Patrick Smith/Getty Images)


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