Los New York Knicks fueron el visitante menos visitante de la jornada en su visita al Wells Fargo Center para el Game 4. El cuadro neoyorquino contó con una importante cantidad de aficionados en las gradas del pabellón de los 76ers, aficionados que se hicieron oír durante todo el encuentro y que contribuyeron a crear un clima que, lejos de ser un infierno favorable a los locales, repartió sus apoyos entre ambos bandos de forma más equitativa. Situación que no gustó a Joel Embiid.
«Ha sido decepcionante» confesó el pívot tras el choque. «Amo a nuestros aficionados, así que no voy a echarlas la culpa, pero es una pena. Obviamente los Knicks tienen muchos fans, pero está jugando fuera de casa. Nunca había visto algo así en los 10 años que llevo aquí, y me molesta porque Philadelphia es considerada una ciudad muy apasionada por los deportes. Esto no debería pasar, no está bien».
Con apenas unas dos horas en coche entre ambas ciudades, este es un viaje asequible para los aficionados de los Knicks, para quienes llega a ser incluso más económico ir a ver el partido al campo rival que al Madison Square Garden. Esto sumado a la gran trascendencia del choque llevó a muchos a afrontar el viaje, y una vez en territorio enemigo no dudaron en hacerse notar. La situación llegó hasta el punto de que Jalen Brunson recibió sonoros gritos de ‘MVP’, que ayudaron a los de Tom Thibodeau a sentirse acompañados durante todo el duelo.
«El público de Philadelphia es incansable, no lo voy a negar» reconoció el propio Brunson, quien sí quiso dar crédito a la afición local. «Soy aficionado de los Eagles, algo sé del tema. Pero ver a los Knicks en la grada y escuchar apoyo a los Knicks ha sido genial».
(Fotografía de portada: Tim Nwachukwu/Getty Images)