Una de las finales de torneo internacional más épicas que alcanzan a recordarse. En la investidura definitiva de Goran Dragic como nuevo Rey de Europa, por primera vez en su carrera, Eslovenia venció en la final del Eurobasket 2017 a Serbia (93-85) y se colgó la medalla de oro inaugural de su delgada historia. Recordemos que el nacimiento del país ahora soberano se remonta al año 1991, tras escindirse de la antigua Yugoslavia. Conquista Europa una nación de menor extensión que la Comunidad Valenciana (poco más de 20.000 kilómetros cuadrados) y solo dos millones de habitantes. Y para summum del carácter épico, Eslovenia ganó el partido con sus dos mejores jugadores fuera de combate en los momentos decisivos: Luka Doncic, borrado por una lesión de tobillo —mala pinta— y con un Goran Dragic abandonado por el aliento. Guión inimaginablemente irresistible.
Un quinteto de circunstancias formado por Nikolic, Blazic, Prepelic, Randolph y Vidmar decidió el campeón del Eurobasket 2017. Especial mención para los tres últimos, que fueron la verdadera razón para que Eslovenia no se desvaneciese en los minutos concluyentes de la final, cuando Serbia más apretaba.
Antes del final que ni Spielberg hubiera escrito, Goran Dragic se había confirmado como mejor jugador del torneo. El base de Miami Heat se coronó como jugador irrepetible del viejo continente. Tiró de su equipo con 26 puntos al descanso (35 tantos, 7 rebotes y 3 asistencias al final del encuentro) desde el segundo cuarto con una exhibición pictórica.
Dragic rajó las defensas de Serbia desde el triple —con una serie de varios seguidos—, penetrando, dirigiendo, asistiendo, animando, conectando a todo su equipo a base de intensidad, desde los duros bloqueos de Vidmar, en jugada personal… Demostración a la altura de las más altas estrellas europeas de siempre en un Eurobasket. Como aquel gigante de nombre Pau Gasol en 2015.
MVP Goran Dragic’in kusursuz performansı. pic.twitter.com/OFBzXu40vH
— Buzz Spor (@buzzspor) 17 de septiembre de 2017
MVP para Dragic
El base de Miami fue el mejor del partido —se llevó también el MVP del torneo— pero no fue quien ganó la final. Insistimos en que la trinidad formada por Prepelic (terminó con 21 puntos), Vidmar y Randolph (11) terminaron el trabajo. Y antes de eso, Doncic había sido el escudero real del monarca esloveno, como todos los días del presente torneo. La lesión de tobillo, no obstante, dejó fuera de circulación para el resto del partido al adolescente que lidera entre gigantes.
Volviendo a los minutos de despegue de Eslovenia —a partir del segundo cuarto— los arreones recordaban a la selección mutada que pasó por encima de España en las semifinales. Ritmo, acierto e intensidad. Querían hacer un agujero también en la final del torneo pero Serbia aguantó a golpe de oficio, equipo, rotación y Bogdan Bogdanovic (finalizó el partido con 22 puntos, máximo anotador de su equipo). Hasta tal punto aprendió a encajar los ganchos la selección de Sasha Djordjevic que llegó a ponerse por delante con solo un puñado de minutos por jugar, en el cuarto de clausura. Pero Eslovenia despertó y pudo llevarse el torneo y el primer título de su abreviada historia.
The @LeaderOfHorde ?? is leading the comeback for @KSSrbije! #EuroBasket2017
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— FIBA (@FIBA) 17 de septiembre de 2017
Se coloca el laurel Eslovenia tras una de las finales más heroicas y atestadas de giros de guión de siempre. Se coronó como monarca europeo Goran Dragic, capitán, MVP, antorcha y mejor jugador del equipo campeón; además el base lo hizo en la que se presume como despedida de las llamadas internacionales. Saludo a la gloria en su adiós de campeón, en todo el sentido de la palabra.