Tras más de dos años sin jugar un partido de baloncesto puede sonar a poco que la recuperación de Lonzo Ball no vaya como se esperaba, pero la realidad es que supone un nuevo golpe para un chico que sigue luchando para volver a la canchas sin tener certeza alguna de que vaya a lograrlo.
Según informa Joe Cowley de Chicago Sun Times, la preocupación sobre el progreso en la rehabilitación de Ball va en aumento. El calendario marcado se suponía que en enero empezaría a correr, pero estamos acabando febrero y ese momento aún no ha llegado. Hablamos de tres cirugías en la rodilla izquierda, la última en marzo de 2023 incluyendo un trasplante de cartílago. La situación es dura y el entrenador de los Chicago Bulls, Billy Donovan, tampoco arroja demasiada luz a la misma.
«No sé si está estancado. Que yo sepa, todavía no ha podido hacer ningún sprint. Sí, hablaron de que hacerlo era una especie de objetivo, algo así como un punto de referencia. Creo que la única prioridad en este momento es que no retroceda, y para ello necesita desarrollar más fuerza en su pierna. Tras todo lo pasado en su pierna, antes de que realmente pueda mejorar creo que quieren que llegue a un punto físico de fuerza en su cuádriceps y en sus isquiotibiales. Ese es el punto al que quieren llevarlo antes de que empiece a hacer nada más», comenta el head coach.
Aunque Ball expresó cierto optimismo en verano tras su última intervención, el trabajo de rehabilitación que ha llevado a cabo en Los Ángeles no parece que esté terminando de dar los frutos deseados. Si bien es seguro que no le servirá de consuelo si no es capaz de volver a las canchas como desea, al menos firmó un gran contrato antes de esta grave lesión, restándole aún una opción de jugador por valor de 21,4 millones de dólares de cara al curso 2024-25. A estas alturas no hay garantía alguna de que para entonces pueda estar sobre el parqué.
(Fotografía de Michael Reaves/Getty Images)