Green verá el show en el O.co Coliseum

La NBA ha omitido el sentido común y no ha querido hacer una excepción con su, demasiado a menudo, inflexible normativa. En el candente asunto florecido entre Draymond Green y LeBron James, la Liga ha querido ser protagonista, y en lugar de lavarse las manos y ahorrar tinta en polémica quiso dejar su sello sancionador, castigando a ambos jugadores.

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En el caso de Green la sanción ha sido superior al del forward de Akron: una flagrante tipo 1; lo que, más las tres anteriores, acarrean un partido de suspensión. Sin duda «el azar» ha sido cruel con el momento elegido. Cuando un jugador es suspendido, no tenemos más que echar un ojo al reglamento para comprobar que dicho sujeto no puede estar ni en pista, ni en el banquillo, ni en la grada ni en todo el dichoso recinto en cuestión durante el transcurso del espectáculo —bajo pena de 2.000 dólares en caso de incumplimiento—. Vamos, que si los Golden State Warriors se alzan victoriosos y, por tanto, se engarzan su anillo de campeones, Green no podrá saltar como un poseso a la pista para celebrarlo al instante con sus compañeros.

Un atajo subterráneo

Así, en Golden State han sacado el mapa y ojeado como podían minimizar todo lo posible este potencial problema. La respuesta estaba muy, muy cerca. Justo al lado del Oracle Arena; en el O.co Coliseum.

El Oakland-Alameda County Coliseum es un estadio de fútbol americano, fútbol soccer y béisbol utilizado por los Oakland Raiders y los Oakland Athletics, y se halla a escasos metros del pabellón de los Warriors, con la gran suerte de estar conectado con el Oracle por medio de un túnel que comunica ambos estadios.

Oracle Coliseum

A tenor de la Ley, Green no puede estar dentro su sagrario baloncestístico desde dos horas antes a que dé comienzo el crucial choque. Asimismo, tampoco podría acceder a las instalaciones justo tras cumplirse los 48 minutos del crono (y prórroga si la hubiera). Pero parece que aquí sí, la NBA por fin se ha ablandado un poco y relajará la guardia.

Así, ha informado Marc Stein de ESPN, que el plan trazado se resume en una línea recta dibujada y dos segmentos. La que une el Coliseum y el Oracle. Green estará mordiéndose los nudillos en una de las televisiones del estadio contiguo presenciando absolutamente todo lo que ocurre a escasos pasos de él.

Green ya pagó 25.000 dólares por aquella «patada involuntaria en zona sensible» sobre Steve Adams y que fue catalogada como flagrante tipo 2. Esta vez va a optar por ahorrase esos nimios —para él, no para mí— 2.000 dólares, huir por una vez de la polémica, y mantenerse bien cerca pero a buen recaudo, listo para irrumpir en la madera… sólo si hay esta madrugada, para él y para su equipo, un final feliz.


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