Blake Griffin y los Clippers respiran un poco, tras la segunda victoria consecutiva. Los angelinos han sabido aprovechar los favores del calendario y conquistar dos triunfos seguidos en su recta final de la gira de cinco duelos fuera de casa. Y decimos que han sabido aprovechar estas cosas de calendario porque después de nueve derrotas sin freno, se han valido de las visitas a los Hawks y anoche a los Kings, planteles en la cola de la NBA, para remontar algo el vuelo. Ayer, partida solventada contra Sacramento, pero con muchos problemas (95-97)
A falta de sensaciones notables, resultados. Eso es lo que deben de pensar en los Clippers, que no es que realizaran una actuación para el recuerdo en la pista de los Kings. Debieron remar contra corriente, remontar la situación en algún momento del partido y sobreponerse a un triple de Buddy Hield cuando restaban 15 segundos para que terminara el duelo. Esa acción, donde Griffin defendía a Hield, amenazaba con enviar la contienda a la prórroga (95-95). Pero la última bola de los Clippers fue a parar a manos de su jugador franquicia, el único que, más allá de la caída libre que ha experimentado el equipo en el último mes, ha mostrado un rendimiento solvente. Griffin asumió la responsabilidad de dar el triunfo a los suyos y con una canasta a falta de 3 segundos, deshaciéndose de la defensa de Willie Cauley-Stein, llevó la pena a las gradas del Golden 1 Center.
Game.
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Buddy Hield, mejor desde el triple
La siguiente jugada al fade away de Griffin, que acabó con 33 puntos, fue un postrero lanzamiento forzado, que se fue al limbo, de Hield. Se trató de un tiro de dos desesperado, que no pudo evitar la derrota de los Kings y que quizá hubiera sido mejor haber probado desde otra distancia. Por ejemplo el triple, donde Hield firmó un excelente 7/9, en contraposición a su 3/9 en tiros de dos. Un desacierto en esta faceta que se cobró su multa más alta, en la jugada final.