¿Alguien veía en julio a Sacramento Kings luchando por entrar en playoffs? Pues eso es lo que dijeron a George Hill y otros veteranos para que fichasen por el equipo. Según explica Tony Jones de The Salt Lake Tribune, fue exactamente Scott Perry –desde septiembre nuevo general manager de New York Knicks–, quien instó a estos jugadores a unirse a la franquicia californiana asegurando que estarían metidos en la pelea.
La realidad ha sido bien distinta. Como muchos esperaban, las derrotas han ido sumándose hasta el actual récord de 8-18 que acumulan en Sacramento. Con ese dato se explica brevemente el enfado del base natal de Indiana. Firmó con los Kings para competir y ahora se ve envuelto en una organización que, como poco, no ve con mal ojos perder.
En cualquier caso, no se trata de una sorpresa. Cuando Perry abandonó la oficina del equipo la plantilla ya estaba prácticamente cerrada, por lo que el rumbo, el que les ha llevado a estar entre los peores conjuntos, ya estaba decidido. Hill podía esperar más victorias, pero siempre estuvo más cerca de la actual situación.
¿Contratos inflados?
Puede que desde los altos mandos se les dijese que iban a pelear, pero no dista mucho de lo que comentarían en cualquier otro lado, ya que nadie empieza una temporada hablando de perder queriendo. Lo cierto es que Hill firmó por dos años y 40 millones de dólares, y he aquí el que puede ser uno de los grandes motivos de por qué juega en Sacramento. El precio a pagar está siendo el superar un año duro con muchas derrotas.