Howard quiere llevar el sacrificio de campeón a Philadelphia

Dwight Howard llegó a los Lakers señalando que quería que fuese su juego el que hablase, y no sus palabras. Fue campeón.

Ha pasado un año. El veterano pívot ha cambiado de costa –ha firmado un año con Philadelphia 76ers– y tiene en mente el mismo objetivo: anillo. Cierto es que el contexto es diferente. Los de Pensilvania llevan varias temporadas apuntando a llegar a lo más alto para acabar tropezando por el camino. El curso pasado, con lesión de Ben Simmons de por medio, todo terminó en primera ronda de playoffs mientras los rumores de salida de alguna de sus estrellas crecían.

Las llegadas de Daryl Morey a los despachos y Doc Rivers al banquillo han apagado el fuego. Los Sixers tienen un proyecto renovado –más tiradores y adiós al enorme contrato de Al Horford– y han incorporado además a Dwight Howard, quien llega después de ayudar a los Lakers a ser campeones en la burbuja de Orlando. En esta ocasión el center espera no solo rendir sobre el parqué, sino ser una especie de guía respecto a la filosofía que debe seguir un equipo para ponerse el anillo.

«Lo importante es llegar a hacerte con el trofeo. Mi mensaje para todos en el equipo sería: ¿a qué estás dispuesto a renunciar para conseguirlo? A veces tienes que renunciar a todo… En el pasado me he sentido frenado por mi ego y las lesiones. Son dos cosas que impiden que un equipo y sus jugadores alcancen su máximo potencial. Para ganar hay que dejar el ego apartado, y también mantenerte sano. Tenemos que asegurarnos de comer adecuadamente, descansar y no excedernos», señala durante la rueda de prensa de su presentación antes de hablar de Embiid y Simmons.

«Tienes que confiar en tu compañero. Si hacemos eso, y teniendo un equipo como este, con Joel siendo uno de los mejores interiores de la liga, con Ben Simmons volviendo de una lesión… Creo que tenemos las herramientas y el talento, así como el cuerpo técnico adecuado, para llevar este equipo hasta arroba. Creo que este es nuestro año», sentencia.

Hay motivos para el optimismo. Tras un curso decepcionante al que precedieron decisiones discutibles en las oficinas, ahora se respiran aires renovados con los cambios en la cúpula y en la banda. Han llegado jugadores interesantes como Seth Curry y Danny Green, y han salido otros que no terminaban de encajar como Horford. Si Doc logra que que surja la química entre sus piezas, Philadelphia puede vivir un gran año.

(Fotografía de Kevin C. Cox/Getty Images)


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