Si en verano de 2016 vivimos el boom salarial, en éste, el de 2017, hemos asistido a un efecto en cierto modo contrario. Aunque en un principio se esperaba un nuevo aumento que alcanzase al menos los 102 millones de dólares de límite salarial, finalmente se quedó en 99 para complicar la vida a más de uno en la agencia libre.
Tres millones pueden parecer pocos, pero ese recorte ha hecho que en esta ocasión no se hayan visto contratos de locura con jugadores de clase media, nada que ver con lo ocurrido con piezas como Timofey Mozgov o Joakim Noah hace algo más de 12 meses.
Con ese contexto, Stan Van Gundy, entrenador y presidente de Detroit Pistons, ha sido cuestionado por la posibilidad de que el peligro de entrar en impuesto de lujo -hablando para 2018- les frene a la hora de poder retener al recién llegado Avery Bradley. Van Gundy anuncia ya que no será así.
«En la situación adecueda y hablando de las piezas correctas, Tom Gores (propietario) está más que dispuesto a pagar el impuesto. Creo que la mitad de la liga va a pagar impuesto este año. Tom no se opone a eso», comenta a NBA.com antes de hablar de caso concreto de Bradley. «Tenemos en mente otras estrategias. La situación financierá no frenará nuestra capacidad para volver a firmar a Avery por lo que sea necesario. Si llegamos al punto de querer que vuelva y él también lo desea así, podremos traerle de nuevo».
Cierta ventaja
Bradley será agente libre sin restricciones el próximo verano; sin embargo, eso no impide que en Michigan tengan una carta que nadie más maneja en la liga, ya que podrán ofrecerle un contrato más lucrativo y extenso que el resto de equipos. En cualquier caso, y tal y como hemos visto con Kentavious Caldwell-Pope, todo dependerá de lo que realmente deseen hacer en Detroit.