Los Indiana Pacers han vuelto a ganar una serie de playoffs. Tras caer en Milwaukee en el Game 5, los de Rick Carlisle no desaprovecharon una nueva oportunidad de cerrar la eliminatoria, esta ante su público, y se impusieron por un cómodo 120-98 para poner el 4-2 y mandar a casa a unos Bucks que vuelven a caer en primera ronda por segundo año consecutivo. Y a los que nunca llegaremos a ver al 100% en estos playoffs.
Los de Wisconsin confiaban en una recuperación a última hora de Giannis Antetokounmpo y Damian Lillard, pero el primero no pudo estar presente y el segundo lo hizo en una versión muy limitada. Pese a que terminó con 28 puntos en su haber, se le notó falto de explosividad, asumió menos balón del habitual y a ratos dependió en exceso de forzar tiros libres para anotar, lo cual no ayudó al ataque visitante a fluir ni le permitió generar demasiado para sus compañeros. La ofensiva de los Bucks no llegó por tanto a fluir demasiado, y eso lo aprovecharon los Pacers para imponer el tipo de partido que les interesaba.
Indiana salió a morder desde el principio, planteando un juego muy físico y usando cada mínima oportunidad para correr. Y nadie encarnó esta filosofía mejor que T.J. McConnell, que fue una pesadilla para los visitantes en los dos aros por su agresividad defensiva, su capacidad para acelerar el ritmo de partido y su acierto en el lanzamiento, no tan habitual a lo largo de la serie. Con un 7/9, incluidos dos triples, se fue hasta los 20 puntos, a los que añadió 9 asistencias y 4 robos para convertirse en el héroe inesperado de una noche en la que, de hecho, no fueron los hombres habituales los que tumbaron a Milwaukee.
Myles Turner, cuyos triples han sido una pesadilla para Brook Lopez, sumó apenas 5 tantos, y aunque Pascal Siakam y Tyrese Haliburton sí contribuyeron más no fueron capaces de arrebatar el puesto de máximo anotador a Obi Toppin. Su capacidad para ofrecerse en transición y la decisión de Doc Rivers de invitarlo a tirar de fuera ofrecieron al alero continuas oportunidades para sumar, oportunidades que aprovechó para sumar 21 puntos e ir poco a poco ampliando la ventaja, permitiendo a todo el pabellón dedicar los últimos minutos a celebrar el triunfo.
Se acaba la magia de Middleton
Khris Middleton se ha encargado prácticamente en solitario de elevar el nivel de Milwaukee en esta eliminatoria, especialmente tras la lesión de Lillard en el Game 3, pero esta vez fue incapaz de obrar un nuevo milagro. Con la defensa muy centrada en él, no pudo realmente buscar las situaciones de uno contra uno o en el poste que tanto rédito le habían dado en choques anteriores, y se quedó en unos 14 puntos que estuvieron lejos de ser suficientes para hacer de este un choque parejo.
Dame encontró más apoyo en Brook Lopez, que usó sus centímetros en el poste para irse hasta los 20 tantos, y Bobby Portis, que terminó también con 20 en su caso gracias a su capacidad para capturar rebotes ofensivos (6). No obstante, su contribución estuvo lejos de ser tan notable como indican los números, pues, obligado a dar un paso adelante en ausencia de Giannis, no terminó de leer bien el partido, se precipitó en demasiadas ocasiones y, sobre todo, hizo notar su falta de intimidación en defensa, dejando a los suyos muy cojos.
Y así, mientras en Milwaukee empiezan a pensar ya cómo reforzar esta plantilla de cara al próximo curso, en Indiana tienen los ojos puestos en la serie entre 76ers y Knicks para ver quién será su próximo rival. Pero ocurra lo que ocurra en la siguiente ronda, esta puede considerarse ya una temporada exitosa para ellos. Con una presencia en la final de la Copa NBA y una serie de playoffs ganada, la plantilla ha adquirido ya experiencia en escenarios importantes, y es de esperar dada su juventud que esto sea solo el principio de algo más grande. Si la cosa va como se espera, no habrá que esperar ni mucho menos otros 10 años para que estos Pacers celebren otro triunfo en playoffs.
(Fotografía de portada: Dylan Buell/Getty Images)